Peter.
Ojala Damon no me hubiera seguido fuera de la suite. Oigo sus
imponentes pasos detrás de mí antes de que agarre mi hombro y me gire para
hacerle frente.
—Déjame solo —le digo, mis puños tensándose y preparados para dar
golpes.
—No puedes irte cada vez que se ponga difícil, Peter.
—Mírame —digo toscamente como un par de tipos universitarios nos
pasan.
—¿Quieres salir del programa? ¿Quieres ir a la cárcel?
—¿Es una amenaza?
—No me pongas a prueba, Peter. Y dame un maldito respiro. Tengo
que tratar con Trish y Lenny. Eso por sí sólo podría darle a cualquiera un
infarto.
Dejo salir un suspiro y aparto la mirada de él. —Dame un maldito
respiro, amigo. Sólo quiero estar solo.
—Estar solo no está bien.
—Lo está para mí —es mejor que ver a Matt y Mariana empezar una
relación justo enfrente de mis ojos. La forma en que corrió tras ella cuando
huyó del salón me puso enfermo. No culpo al chico… pero tan seguro como el
infierno que no necesito ver eso—. Me quedo aquí, lo entiendo. No tengo opción.
¿Pero puedes darme una noche de descanso de estar alrededor de todos? Una
noche, Damon. No te matará… ni a mí —dejo salir un suspiro y digo
tranquilamente—. Por favor.
Mi consejero de transición, el tipo que siempre ha sido un tipo
duro de pelar y cuyo trabajo era forzarme por el buen camino, da un paso atrás.
—Bien.
Estoy alucinado. Quizás no oí bien. —¿Qué significa eso?
—Significa que te daré permiso… para esta noche; permiso para
estar solo y entender las cosas. Voy a llevar al resto del grupo a cenar con un
grupo local de jóvenes y luego a una película.
Una noche sin tener que ser estoico y fingir que soy de piedra es
un maldito milagro. Una noche sin tener que compartir mis secretos me hace
sentir como un hombre libre.
—Gracias —digo.
—Sin problemas. Pero mañana espero que pongas una maldita sonrisa
en ese hocico tuyo y te lo tragues. ¿Lo entiendes?
—Sí. Sí. Lo entiendo.
Sintiendo como el lazo se afloja, sigo a Damon de vuelta a la
suite. Quizás debería disculparme con Mariana por lo de esta mañana. Sabía que
le haría daño con el comentario del mirador. Nos pusimos como locos esa noche.
Nadie sabía sobre nuestro tiempo secreto excepto la vieja Señora Reynolds,
quien se fue a la cama después de cenar. Creo que sabía que Mariana y yo
estábamos progresando, y tengo la sensación de que no le importaba. Demonios,
quizás de una forma nos ayudó a superar toda la mierda por la que habíamos
estado pasando.
El problema es, que la noche en el mirador terminó conmigo
intentando levantar la falda de Mariana para que pudiera ver sus cicatrices.
Mariana apartó mi mano. Ella no confiaba en mí. La noche más o
menos fue cuesta abajo desde ahí.
En la suite, Erin y Trish están en la zona de la sala de estar. Me
asomo a la habitación de las chicas. Hacer que Mariana se enfade conmigo no es
mi intención.
Mariana está tumbada en una de las camas. Matt está sentado en la
cama al lado de la suya. Están obviamente en una conversación intima, porque
están solos y susurrando. Oh, mierda.
Me retiro y me dirijo de vuelta a la habitación de los chicos,
contento de que no me atraparan viéndolos. Lenny está sentado en su cama,
vistiendo nada más que sus escasos calzoncillos. Está sujetando un mini
ventilador hacia su pecho.
—Sabes que las chicas pueden entrar aquí en cualquier momento,
¿no? —la puerta no estaba cerrada o con pestillo. Trish y Erin están sentadas
justo fuera de la puerta, y si estiran el cuello probablemente tengan una buena
vista de Lenny prácticamente desnudo.
—No me importa una mierda, Peter. Estoy tan malditamente caliente
como el infierno Procede a levantar la banda de sus calzoncillos y poner el
ventilador contra su pene.
—Mis pobres pelotas están sudando tanto que juro que no seré capaz
de tener hijos. Mis chicos están siendo cocinados hasta la muerte ahí adentro.
—Puede que sea algo bueno. No estoy seguro de que te dejen
procrear de todos modos —murmuro mientras me giro. Me alegro de que Damon no me
haga ir a cenar con el grupo, porque echar un vistazo de Lenny ventilándose sus
sudorosos testículos me hizo perder el apetito.
Ver a Mariana y Matt hablando en su cama no ha ayudado a mi
apetito o humor, tampoco.
—Sólo uno —dice Lenny, su cara todavía roja de las desagradables
quemaduras del sol—. Tengo un montón de condones en mi ropa. Bolsillo
delantero.
—¿Para qué?
—Escucha, si no sabes para que son los condones no te lo voy a
enseñar yo.
—Sé para qué son, idiota. Sólo dudo mucho que vayas a meter
cualquier trasero en este viaje.
—Mírame —dice Lenny—. Mi chico recibe acción todo el tiempo.
—Sí, apuesto a que tu mano derecha está cansada de toda esa
atención —murmuro mientras camino al baño.
—¡Soy zurdo! —Lenny grita tras de mí. Intento no contraerme del
dolor de pensar en ello.
Me doy una ducha rápida para calmarme, luego me cambio a unos
vaqueros y una camiseta. No tengo oportunidad de explicarme o disculparme con Mariana,
porque está demasiado ocupada hablando con Matt. La cosa es, que se merecen el
uno al otro. Matt es un tío decente. No puedo culparlo por ir por ella. Mariana
puede no ser el tipo de chica que destaca en una multitud o que tenga un cuerpo
de modelo, pero una vez que llegas a conocerla, me refiero a conocerla de
verdad, tan sólo la ves… es un libro abierto y es tan sincera que temes que
cada palabra que salga de tu boca puede salir mal. Es alguien de quien no te
tienes que preocupar de que te ponga los cuernos, como mi ex Kendra hizo. Mariana
es…
Tengo que dejar de pensar en ella. Es como torturarme sin razón
excepto para enfadarme.
Después de que todo el mundo se vaya para la cena y cualquier
festividad adicional que Damon haya planeado, necesito algo de aire. La suite
es demasiado calurosa incluso con la ventana abierta de par en par.
Camino por el campus arbolado de la Universidad Freeman,
intentando no pensar en cómo llegué aquí y que voy a hacer después de que este
programa termine. No tengo nada por lo que mirar en el futuro.
Paso por un montón de chicos jugando a rugby en el patio. El
lanzador no tiene puntería y el balón vuela en mi dirección.
Lo atrapo.
—Bonita captura —dice uno de los chicos—. Podríamos usar otro
receptor. ¿Quieres jugar?
—Claro —digo, encogiéndome de hombros.
Me uno a uno de los equipos y juego con ellos hasta que está
demasiado oscuro para ver el balón y uno de los chicos le dice a los otros que
van tarde para su fiesta de su fraternidad.
—¿Cómo te llamas? —me pregunta el lanzador mientras salimos del
improvisado campo.
—Peter.
—Soy David. Escucha, Peter. Mis compañeros y yo tenemos una
pequeña reunión en nuestra fraternidad. Ven con nosotros.
—Sí. Vamos —uno de los otros chicos dice mientras pasa el balón el
aire—. Es lo menos que podemos hacer por ayudarnos a patearle el trasero a
Garett hoy en el campo.
—¡Eso fue muy dulce! —está de acuerdo el lanzador, y se chocan
entusiastamente los cinco.
Sigo a los chicos dos manzanas hasta que alcanzamos su
fraternidad. Es una impresionante casa de tres pisos con 4 columnas en la parte
de delante. Parece una puta mansión. Un puñado de chicos y chicas están
saliendo al porche delantero. La música suena desde adentro.
Tan pronto como entro con David y los otros chicos, me doy cuenta
de que su pequeña fiesta no es una pequeña fiesta. Es una gran fiesta, y está
en plena marcha.
Antes de que lo sepa, David me empuja un vaso de plástico rojo en
mi mano. —Así que, Peter, ¿eres de primer año? No te había visto en la UF
antes.
—No soy realmente un estudiante —digo, luego tomo un sorbo de lo
que sea que hay en el vaso. Cerveza. Cerveza fría. Estoy
seguro de que Damon tiene alguna regla sobre beber, pero el alcohol sabe tan
bien bajando por mi garganta que no estoy por tirarlo. El hecho de que sé que
cuanto más bebo más dejaré de pensar sobre Mariana y Matt sentados en su cama
esta tarde enfrascados en una conversación es un bonus—. Me quedo en los
dormitorios por un estúpido programa en el que me metieron.
—Odio los estúpidos programas —dice David.
—Hey, Davie —dice una chica rubia con un pantalón ajustado y un
top de corte bajo. Termina la cerveza en su vaso de plástico, y tengo la clara
sensación de que empezó la fiesta mucho antes que nosotros—. ¿Quién es tu
amigo?
David cuelga el brazo en el hombre de la chica. —Peter, ésta es
Brandi. Es una de nuestras vecinas de la fraternidad y nuestra nena de la
residencia. Brandi, muéstrale a mi hombre Peter un buen rato —se excusa con un
guiño hacia mí.
La chica me mira de arriba a abajo, luego me muestra una amplia
sonrisa con un vistazo de mostrar la lengua.
—¿Quieres bailar? —pregunta.
Termino lo que queda en mi vaso. —Claro.
Toma mi mano y me lleva a una sala llena de gente al lado. Hay un
barril y ambos llenamos nuestros vasos. Vaso en mano, empieza a mover su sexy
cuerpo al ritmo de la música. Apresuradamente me bebo la cerveza y camino hacia
ella. Nuestros cuerpos se oprimen juntos al ritmo de la música, y un
pensamiento pasa por mi mente: esta noche necesito a esta chica.
QEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE HISISTE PUPYYYYYYYYYYYYYYYYY NO NO NO TE QUIERO MATAR TE JUROOOOOOOOOOO MAS NOVELAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarCada vez más lejos de un acercamiento!
ResponderEliminarNo quiero que Peter vaya con esa chica!
ResponderEliminarjajaja me gusta que Peter este celoso de Matt! jajaja espero que no se meta en problemas, especialmene ahora que esta tomando :s
Espero el proximo!!!
Besos
Giada
Celoso d Matt.Encima se pone a beber ,y dice k necesita a esa chica,esto trae malos presagios.
ResponderEliminarCuando publicas el otro??? No nos puedes dejar asi!!!
ResponderEliminarPorfi publica el proximo!!!
martonn quiero maraton jaaa espero vuelvas muuy pronto
ResponderEliminarmas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove
ResponderEliminarmas nove mas nove mas nove mas nove mas nove masn nove mas nove mas nove
Eliminarcuando volves!!!necesito tu nove jaa spero estes de vuelta pronto muuuy pronto jaa steffy..
ResponderEliminardonde estas pupy donde estas que no te leooo x ningun lado jaja volveeeeeeeeee
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ResponderEliminarcuando vas a veolverrrr te extraño demaciado noveeee
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ResponderEliminarAndas desaparecida.¿Cuando vuelves?,se extraña no leer tus novelas.Espero estés bien.Un beso.
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