*** Mariana.
Peter está aquí? —le pregunto a Damon mientras vamos de camino a
la pizzería a unas cuantas cuadras fuera del campus. Dijo que un grupo de
adolescentes de secundaria nos esperaría allí, así sus chicos pueden conversar
con nosotros y escuchar nuestras historias.
—Va a quedarse por esta noche —dice Damon—. Creo que necesita
tiempo para relajarse y pensar el por qué esta aquí.
Suspiro, sabiendo la verdad después de todo. —Él no quiere ser
parte de este grupo.
—Sí, bueno, no obstante necesita estar aquí —dice Damon mientras
su teléfono suena.
—Simplemente necesita controlar sus emociones. Mientras Damon
atiende la llamada, Matt llega a mi lado. —¿Estás bien? —pregunta.
Asiento. —Estaría mejor si Peter no viniera con nosotros.
—También yo.
Le lanzo a Matt una mirada especulativa. —¿Por qué?
—Porque pareces molesta cuando él está cerca —se encoje de hombros
tímidamente—. No me gusta verte molesta.
Pongo mi brazo alrededor de Matt y le sonrió. —Gracias por ser un
buen amigo —le digo, apoyándome en su pecho mientras seguimos a los otros.
El pone sus brazos a mí alrededor. —No hay problema.
Es agradable saber que tengo a Matt aquí, durante la terapia
física hablábamos un montón, y nos quejábamos de Robert, nuestro terapeuta
físico. Robert adora presionar a sus pacientes al límite sin importar si les
gusta o no.
—Peter no es un chico malo —le digo.
—Lo sé —dice Matt—. Peter es un buen tipo. Todos tenemos que meter
la pata y cagarla para funcionar en algún momento. Peter solo la cago más que
nosotros.
—Tu si pareces estar ocupándote mejor de tus problemas que la
mayoría de nosotros en este viaje —le digo.
—Lo aparento. La verdad es que, me alegra estar aquí, pero tengo
que admitir que algunos de esos chicos me miraban anoche como si yo fuera un
completo retrasado mental —para por un momento, entonces agrega—, y luego lo
mismo, yo era un completo retrasado mental, pero es como si volviera a lo de
antes de nuevo. Me pregunto si alguna vez me acostumbraré a las miradas y a las
especulaciones.
—Yo no he podido —lo admito ante él—. Al principio era muy
consciente de que siempre que caminaba en un cuarto... notaba todos los ojos
puestos mí. Todavía recibo miradas de lastima, que podría ser peor que tus
miradas de retrasado mental.
—Vamos, Mariana. Ambos tenemos un estado de invalides obvia, que es
diferente del resto de los que están en este viaje. Y ambos intentamos superar
nuestras relaciones pasadas.
Matt se detiene y deja que los otros nos adelanten. —¿Puedes
imaginarnos como una pareja? —me pregunta.
No estoy segura de si él está preguntándose cómo reaccionaría la
gente al ver a una muchacha cojeando del bazo de un chico y juntos, o si
realmente está preguntándose si puedo considerar salir con él.
Nunca he pensado en ello antes.
Matt es dulce.
Es lindo.
Es un buen chico.
Pero...
—Eso era una pregunta retórica, ¿no es así? —pregunto.
Él aparta el cabello de mi cara y lo deja detrás de mi oreja.
—Quizás sí. Y, quizás no.
Él se inclina hacia adelante y sé que él va a besarme. Debería
hacerlo, sin ninguna otra razón más que darle una oportunidad a Matt y
demostrarme a mi misma que estoy abierta para estar con alguien además de Peter.
Sus labios encuentran los míos y envuelve sus brazos a mí
alrededor. No es apasionado y ardiente como los besos de Peter, pero son buenos
y seguros y cálidos y...
Lo aparto. —No puedo.
Matt parece triste. —Quizá no estamos listos para seguir después
de todo.
Mi teléfono celular que está en mi bolso empieza a sonar. No sé si
Matt tiene o no tiene razón. Me gusta Matt... siempre me ha gustado Matt. Es un
gran chico que cualquier muchacha debería estar orgullosa de tener como cita.
¿Así que, por qué no
puedo besar a Matt sin dejar de pensar en Peter?
Mi teléfono suena de nuevo y lo pesco por fuera de mi monedero.
Probablemente es mi mamá, ya que deje un mensaje para ella después de que
recupere mi teléfono en la suite. Pero cuando miro la identificación de
llamada, siento una sacudida de sorpresa.
Es Eugenia Lanzani, la hermana de Peter. Dejamos de ser amigas
después del accidente, pero después de que Peter dejó Paradise, empezamos a
hablar de nuevo. Las emociones de Eugenia transcurren al máximo, y se
encuentran justamente en la superficie. Es emocionalmente frágil y la no más
entrañable amiga que he conocido en mi vida. Espero que lo supere todo en algún
momento.
—Hey, Eugenia. Gusto en saludarte —miro como Matt se une al resto
del grupo, dándome espacio.
—Hey, Mariana —dice Eugenia lentamente. Todavía tiene muchos
problemas con respecto al accidente, y aunque yo la he perdonado, ella en
realidad no se ha perdonado a sí misma.
—¿Cómo va el viaje?
—Bien. Hasta ahora solo hemos hablado con un grupo, pero va bien.
En este momento nos estamos quedando en los dormitorios de la Universidad
Freeman, por la frontera de Wisconsin. ¿Qué has estado haciendo?
Silencio. Eugenia no habla mucho como solía hacerlo, así que la
mayor parte de nuestras conversaciones van por mi cuenta. Y está bien. Sé que
es parte de su propio proceso curativo.
—No mucho —dice finalmente—. Me la paso por ahí, pasándola.
Eso es algo bastante normal de hacer en Paradise mientras
transcurre el verano. Algunos se toman unas vacaciones, pero la mayoría se
queda en Paradise y nunca se va. Solo conozco a dos personas que dejaron
Paradise mi padre y Peter.
Ese pensamiento me congela en el tiempo, y eso que apenas me
sostengo de pie en el camino mientras el resto del grupo pasa delante de mí.
Los miro fijamente sin verlos en realidad mientras la realidad me golpea: soy la que queda atrás
para los hombres en mi vida que se supone que me aman.
Parpadeo, y miro hacia el restaurante que se encuentra en medio de
la cuadra. Todos están en frente de la entrada, gesticulando que cuelgue el
teléfono. No puedo colgarle a Eugenia sin decirle: —Peter está aquí.
—¿Q- Q - Qué quieres decir? —pregunta nerviosamente.
—Está en la excursión.
—¿Contigo?
—Sí.
—¿Por qué? ¿Cómo? ¿Dónde ha estado? ¿Está bien? —pregunta, el
pánico colándose en su voz—. De acuerdo, eso es algo raro. Realmente te llamé
porque quería hablar sobre Peter y no sabía a quién llamar además de ti. ¿Cómo
terminaste en la misma excursión con mi hermano?
—No sé cómo pasó, exactamente. Creo que ha estado viviendo en
Chicago desde que dejó la cuidad. Es diferente, finalmente. No es el mismo —no
le digo que mi meta es que Peter regrese a Paradise para resolver las cosas. Eugenia
lo necesita. Su familia lo necesita. Y creo que yo lo necesitaba, pero ahora
somos demasiado diferentes.
No puedo estar involucrada emocionalmente con una persona que anda
molesta por el mundo y quiere alejar a todos.
Escucho la vacilación en la voz de Eugenia cuando dice: —Siempre
solía pensar que una conexión extrasensorial entre gemelos era algo que la
genta había inventado. Pero no he podido dormir las últimas noches, Mariana.
Juro que Peter está en problemas, o es muy infeliz. Siento su dolor como si
fuera el mi propio. Eso es estúpido, ¿no es así?
—No, no es estúpido —le digo. Creo que cualquier cosa es posible.
Probablemente es porque soy una persona extra-emocional. Es uno de mis
defectos.
—Hazme un favor, ¿quieres?
—¿Qué es? —pregunto.
—Cuida de él, Mariana. Prométame que cuidaras de mi hermano —dice
casi desesperadamente.
¿Cuidar de él? Peter es bastante fuerte, y si no lo es
emocionalmente pues físicamente si lo bastante, como para cuidar de él por sí
mismo.
—No te preocupes, Eugenia —digo. Trago con dificultad y
temporalmente saco a flote mi nueva resolución de dejar a Peter de una buena
vez por todas—. Me aseguraré de que no se meta en problemas.
PERDON PERDON Y MIL VECES MAS PERDON TUVE MUCHOS PROBLEMAS Y NO PUDE SUBIR PERO ACA ESTOY REGRESO Y PROMETO NO ABANDONAR MAS GRACIAS A TODAS POR LAS FIRMAS ESPERO QUE LES GUSTE ESTE CAP Y NOS VEREMOS EN UN RATO O MAÑANA CON UN CAP NUEVO BESOSS!
Buenisimo el cap!
ResponderEliminarPor fin novejaja
Mas!(:
@sarapinyana
Debería darse una oportunidad.
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