MARIANA
recibió la carta en Nueva York, donde trabajaba desde hacía seis meses,
diseñando ropa para uno dé los modistos más importantes de la ciudad.
Mientras
entraba en el apartamento que le había dejado una compañera norteamericana, Mariana
pensó, con ironía, que su falta de tiempo era una consecuencia de haber
llegado a la cima de su carrera. Tenía veinte años cuando empezó a trabajar
como modelo y, entonces, se prometió que sólo estaría en esa profesión cuatro
años. Ahora había cumplido veintisiete años y estaba considerada como una de
las mejores modelos del mundo.
La modelo se
inclinó para recoger la correspondencia que se le había caído al suelo. Sus
necesidades no eran demasiado caras, pero la larga enfermedad de su tía había
resultado sumamente costosa. Habían transcurrido dos meses desde su muerte y
aunque ahora no le era necesario ganar grandes sumas de dinero para pagar el
hospital, necesitaba ahorrar, pues sabía que, como mucho, podría trabajar dos
o tres años más como modelo. Pero, ¿qué iba a hacer el resto de su vida? Siete
años antes, creía conocer su futuro. Se casaría con Peter, tendría hijos...
Pero la realidad era muy diferente a sus ilusiones de adolescente.
Nueva York era
demasiado caluroso en verano, pensó Mariana mientras se dirigía al cuarto de
baño para tomar una ducha. Poder vivir en el apartamento de Kelly Reading,
había sido una suerte, ya que estaba cansada de ir de hotel en hotel. Era
absurdo
que ella,
que siempre había amado la vida hogareña, viviera sola y tuviera un trabajo que
la obligaba a estar siempre viajando. Mientras que su prima Natalie, que
siempre había deseado viajar sin ataduras por todo el mundo, era la que se
había casado y la que tenía una familia.
Frunció el
ceño y se quitó el vestido de seda, sin prestar atención a las familiares
curvas de su cuerpo. Durante los años que llevaba trabajando como modelo,
siempre había rechazado posar desnuda, lo que provocó el enfado de su primer
agente. Ahora las cosas eran diferentes, ya que era una de las mejores modelos
del mundo y podía escoger su trabajo. Además, Hedi, su agente, tenía
instrucciones precisas de lo que ella aceptaría o no.
Antes de
entrar en la ducha se recogió el cabello. Lo tenía largo y su color rubio
recordaba a la miel. Se duchó con rapidez. Después, envuelta en una toalla
comenzó a quitarse el maquillaje. Cuando lo había usado durante varias horas,
ansiaba quitárselo. ¡Una modelo que odia el maquillaje! Se rió y comenzó a
quitarse la pintura de los párpados. Sus ojos eran color verde mar. Mariana era
bella sobre todo por la estructura de su cuerpo y por sus ojos.
Su
apariencia siempre fue motivo de disputa entre ella y Natalie, cuando eran
pequeñas.
Mariana se
quedó huérfana a los cinco años y fue educada por sus tíos, junto a su única
hija, Natalie, que era dos años menor que ella. Natalie era diminuta y
delicada, y no aceptó tener que compartir con su prima el cariño de sus padres
y amigos. Por eso siempre la trató con crueldad. Mariana sufrió mucho durante
aquellos años. Solía encerrarse en su habitación para llorar en silencio.
Natalie solía repetirle: «Si no hubieras venido aquí, habrías tenido que ir a
un orfelinato». Esta era una de las frases favoritas de su prima, y a menudo
añadía: «... y si no me agradas, mis padres te meterán en uno».
Aquella amenaza hizo que Mariana cediera muchas veces a su chantaje
con el que la obligaba a permanecer siempre en silencio y a darle todo su
dinero.
Mariana
suspiró. Ahora comprendía que Nat sólo se había sentido insegura. Desde el
principio hubo una unión entre tía y sobrina, que jamás existió entre madre e
hija. Natalie, con la percepción que poseen la mayoría de los niños, notó la
inclinación de su madre hacia Mariana, y siempre culpó a su prima de esto.
Por otra
parte, Nat siempre fue la favorita de su padre. El tío Robert adoraba a su
pequeña hija de cabello oscuro, «mi pequeña hada traviesa», solía llamarla. Su
muerte en un accidente de coche, cuando Nat tenía catorce años, la afectó
muchísimo. Mariana nunca compartió el profundo sentimiento de Nat hacia ella y,
cuando creció, adoptó una actitud protectora hacia su prima. Sabía que
necesitaba aumentar su seguridad en sí misma.
Desde muy
pequeña, Nat había oído decir a su padre que ella era la más bonita de las dos,
que sus rizos oscuros y su cuerpo, poseían una delicadeza que Mariana no tenía.
Pero cuando llegaron a la adolescencia y Mariana comenzó a convertirse en una
hermosa mujer, Nat se resintió con amargura.
—Los chicos
odian a las muchachas altas —le decía Nat muchas veces.
De pronto, Mariana
recordó su época de estudiante y el día que estuvo en el despacho de la
directora del colegio, porque Nat había dicho que ella se teñía el pelo, lo
cual estaba castigado. Era tan evidente que su prima había mentido que la
presionaron para que explicara la razón por la que Nat intentaba ocasionarle
problemas. De inmediato Mariana salió en defensa de Nat. Aún podía recordar
las palabras de la directora:
—Mariana,
querida —le dijo con firmeza—, tu deseo de proteger a Natalie es muy natural.
Pero la ayudarás más si dejas que ella se responsabilice de sus acciones. Esa
es la única manera de aprender a no cometer las equivocaciones.
¿Habría sido
diferente su vida de haber seguido ese consejo? Sonrió y sacó ropa interior de
un cajón. No podía culpar sólo
a Natalie
por la destrucción de sus brillantes... y tontos sueños.
Media hora
después, Mariana se preparó un zumo y se sentó a leer la correspondencia. En
seguida vio el nombre de los abogados que se habían encargado del testamento
de su tía.
Se había
habituado a recibir correspondencia de Messrs Smith & Turner, durante las
semanas que siguieron a la muerte de su tía.
Después de
casarse y sin ningún remordimiento, según Mariana, Nat no quiso volver a ver a
su madre.
—Siempre te
quiso más —le dijo a Mariana—. No quiero volver a verla.
Dos años
después, su tía se puso muy enferma. Los médicos sugirieron a Mariana que internara
a su tía en un hospital privado donde recibiría los cuidados necesarios.
Mariana
escribió a Natalie, creyendo que querría hacer las paces con su madre en vista
de su precaria salud, pero Natalie ni siquiera contestó a su carta. Para cubrir
los gastos del hospital, aceptó todos los trabajos que le ofrecieron. Por eso,
durante los últimos cuatro años, no había tenido tiempo de descansar.
Ahora todo
había terminado y Mariana supuso que la carta de Smith & Turner le
informaría de los últimos detalles del testamento de su tía.
No le
sorprendió a Mariana enterarse de que su tía le había dejado la casa. La compró
después de la muerte del tío Robert, con el dinero que consiguió al vender la
antigua casa, que era grande y lujosa. Mariana siempre adoró la nueva casa,
pero Nat la odiaba. Nunca perdonó a su madre que hubiera vendido la antigua
casa y siempre se quejaba de que su nivel de vida había bajado. Mariana siempre
encontraba disculpas para justificar el comportamiento egoísta de su prima.
Aunque había un pecado que nunca podría perdonarle...
Abrió el
sobre y sacó las hojas de papel.
Su corazón
dio un vuelco al leer el primer renglón. Creyó haberse equivocado y volvió a
leer: «... siento informarle de la muerte de su prima, Natalie James nacida en
Bolton y de que...»
Sin leer nada más, Mariana levantó los ojos del papel. ¡Natalie muerta! No
podía creerlo.
Sólo tenía
veinticuatro años. ¿Qué había sucedido?
Miró la
fecha de la carta y sintió un dolor en el corazón. ¡Natalie estaba muerta
desde hacía un mes y medio! Un mes y medio durante el cual ella había viajado
de Nassau a Río, después a Cannes y, por último, a Nueva York.
Mariana dejó
caer la carta en el suelo. Sentía náuseas y una horrible culpa. ¿Cuántas
veces, durante los últimos seis años, había deseado que Natalie no existiera?
¿Cuántas veces había rezado pidiendo, que, al despertar, descubriera que todo
había sido una pesadilla? Sólo ahora podía admitir la frecuencia de tales
pensamientos, que solían aparecer cada vez que tenía que decirle a un hombre
que ser modelo no significaba estar dispuesta a acostarse con cualquiera. Mariana
nunca deseó su vida actual. Ser modelo fue algo que tuvo que imponerse, un
medio de salvar su orgullo y su dignidad. Y también un medio de... ¿de qué?
¿De escapar de su tristeza?
No, no por
completo. En el fondo, Mariana creía que, al irse, de alguna manera le estaba
dando algo al niño de Natalie que aún no había nacido... al hijo de Peter.
Aquel niño que debió haber sido suyo.
Poco después
sonó el teléfono. Y al oír el acento neoyorquino de Benjamin, Mariana alejó de su
mente los recuerdos.
—Benjamin,
todavía no estoy lista —se disculpó. Había perdido el poco interés que tenía
de salir con el impetuoso neoyorquino, que había conocido hacía tres semanas.
Alto, rubio, bien parecido, conocedor de su atractivo,
Benjamin la había buscado
desde el día en que llegó a Nueva York. Mariana tenía la certeza de que él
estaba convencido de que al final lograría atraparla. Sin embargo, ella tenía
otras ideas. A pesar de que
Benjamin era encantador, no podía llegar a su alma.
Ningún hombre la había tocado, desde Peter.
Diez minutos después, estaba en el vestíbulo con
Benjamin . La imagen
serena que había adquirido con el paso de los años, ocultaba su angustia
interior.
Iban a cenar
con un socio de los negocios de
Benjamin , quien quería exhibirla, como un niño lo
haría con un juguete nuevo. Era la actitud a la que ella ya se había
acostumbrado.
espero que les guste nos leeremos mañana @pupy_angelita
Waaw me encanta como escribis Pupy! Que vida la de Lali, siempre protegio a la mina la que le saco a Peter y ensima tubo un hijo...no me gusta nada benjamin¬¬ por lo menos a Lali no el interesa!
ResponderEliminarAhora soy yo la que te dice MAAAAASS! JAJAJAJA
Beso, Anto
me encantoooo masssssssssssss
ResponderEliminarsoy mikkitaa loa que escribio "me encanto massssssssssss"
ResponderEliminar+++++++++++++++++++++++++++++++++NOVE!!!
ResponderEliminarEstupenda historia,tendremos reencuentro.¿Quien d los dos viajara?.MAS NOVELA .
ResponderEliminaray me encantò el capitulo,quiero ver como continua la historia
ResponderEliminarmaaaaaaaas
besos
massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarquien es el autor del libro???
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