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miércoles, 4 de abril de 2012

novela: triunfo del amor capitulo 8 ultima parte

—No puedo, Peter —Lali luchó por no llorar—. Sí, te amo, pero...
—Y yo te amo —la cogió de un brazo—. Lali, querida, te debo tanto. No me dejes de nuevo. No otra vez. Te deseo... ¿no te das cuenta?
—Peter, no sigas. Tengo que irme...
Pero él la acercó con fuerza y la besó con pasión, tratando de doblegarla. Lali se rindió por unos momentos y pensó que sería muy fácil rendirse y para siempre, pero se apartó y le sujetó de los brazos.
—No, Peter. Sabes que no puedo quedarme. A menos que dejes de competir en las carreras.
—No, todavía no estoy listo... —pareció querer decir algo más pero solo negó con la cabeza—. Lo siento, tengo que competir de nuevo—habló con verdadera tristeza y Lali supo que él entendía.
—¿Lo ves? —tembló—. Nada ha cambiado. Así que debes de-jarme ir, Peter. Y no lo hagas más difícil. Si algo me debes, permite que me vaya.
Le miró por última vez, pálido y tenso, y luego Lali cogió sus maletas y fue con Agus y Claudia. Se despidió de ellos y de los perros, pero no miró hacia la ventana de Peter cuando se fue en la camioneta.
En Navidad, Lali recibió tarjetas de Claudia y de Peter; él sólo había firmado la suya, pero Claudia le escribió una carta diciéndole que su hijo ya se estaba recuperando y que, aunque usaba las muletas, ya vivía una vida casi normal.
Claudia le mandó otra carta dos meses después, a una casa en donde Lali atendía a otro paciente. Le decía que Peter ya sólo usaba un bastón y no siempre. Después, Lali se enteró por los periódicos de la recuperación maravillosa de Peter y de su regreso a las pistas. Parecía que Peter entrenaba a fondo para participar en la primera carrera de Fórmula Uno de la temporada.
Eso congeló el corazón de Lali. Empezó a deprimirse como después del divorcio y se pasaba las horas sola en su cuarto. Llegó la fecha de la competición de Peter y coincidió con la recuperación de su último paciente, así que Lali pudo ir a Londres a dejar de fingir. Pero el día de la carrera, no pudo quedarse en su apartamento, tenía que salir y andar por las calles.
A las cinco, oyó las campanadas de una iglesia y supo que la carrera habría terminado. Regresó y se dirigió hacia donde un hom-bre vendía periódicos. Había cola en el puesto y al llegar su turno se quedó petrificada ante el titular. «Lanzani gana la carrera de su regreso».
Se alejó y le agradeció a Dios que Peter estuviera sano, pero deseó que hubiese perdido para que no le gustaran más las carreras. Pero había ganado y Lali sabía que nada le detendría y que parti-ciparía en todas. Viajaría y viviría como a él le gustaba, arriesgándolo todo hasta que... Lali dejó de pensar en ello y subió a su aparta-mento. El teléfono sonaba pero dejó que siguiera haciéndolo y cuan-do colgaron, lo desconectó; no estaba de humor.
No encendió el televisor ni la radio ni comió nada; sólo puso un poco de música. Era una melodía, bastante triste, sobre un amor recuperado y perdido. La hizo llorar y sus lágrimas por último cesa-ron; Lali se quedó sentada allí, aunque la música había termi¬nado hacía rato.
El sonido del timbre la sacó del ensueño y la hizo saltar. Se sentó y miró el reloj. Eran casi las nueve. Pensó que quizá la vecina nece-sitaba algo.
—Hola, Lali —dijo Peter—. ¿Puedo entrar?
Ella le miró sorprendida, y él entró observando su tristeza y sus ojeras. Se dirigió hacia la sala.
—Así que aquí es donde vives —se volvió para mirarla—. Con frecuencia me preguntaba en dónde vivirías. Trataba de imaginarte aquí.
—¿Has venido por eso? —jadeó con voz atragantada—. ¿estás... de paso?
—No, claro que no —parecía divertido.
—Entonces, ¿por qué...? no entiendo por qué estás aquí.
—¿De verdad?
—No, yo... —se detuvo y se tensó—. Si has venido a agradecer¬me que te haya curado para que ganaras esa maldita carrera...
—Así que sabes que he ganado.
—Sí —Lali apretó los puños—. He visto la noticia en el pe¬riódico.
—¿Y eso es todo lo que has visto? ¿No has visto la televisión?
—No —frunció el ceño, intrigada—. ¿Por qué?
Pero Peter miró el reloj y dijo:
—Ya son casi las nueve, vamos a ver las noticias —y encendió el televisor.
—¿Qué es esto, Peter?
—Cállate y mira —ordenó él en un tono que ella conocía dema¬siado bien. En seguida Peter le sonrió y le acercó una silla—. Ven, será mejor que te sientes.
—Pero yo...
—Calla —le puso una mano en el hombro y la sentó—. Mira.
—No tengo por qué recibir órdenes de ti —dijo mirándole con furia, pero lo que vio en su rostro la hizo contener la respiración y se volvió hacia la pantalla.


La carrera de Peter salió después de unas noticias. Sacaron cómo había adelantado a los otros coches por una brecha muy estrecha, para tomar la delantera y mantenerse en el primer sitio. La gente estaba emocionada cuando Peter dio la vuelta del ganador. Lali le miró intrigada, pero él le dijo que siguiera viendo la televisión. Luego sacaron el podium y la recepción del premio y el acostumbrado baño de champán y un primer plano donde Peter decía algo a los reporte¬ros. Empezó por agradecer a sus fanáticos su apoyo moral, a su equipo por darle la oportunidad de conducir de nuevo y:
—Lo más importante —añadió Peter—, quiero agradecer a mi fisioterapeuta por convencerme de que podía andar de nuevo y por hacer que me recuperara tan pronto.
Así que de eso se trata, pensó Lali, quiere que me entere de que ha expresado su gratitud ante todo el mundo. Bueno, ¿y qué? Empezó a sentir la dolorosa desilusión pero Peter empezó a hablar de nuevo.
—Éste ha sido un día grandioso para mí en dos sentidos —seguía Peter—. El ganar esta competición después de estar ausente tanto tiempo ha sido una culminación maravillosa para mi trayectoria como piloto de Fórmula Uno. Me había empeñado en participar en esa competición y ahora estoy igualmente decidido a dejar de competir, retirarme y volver a la vida familiar. Será una tarea más difícil, pero mucho más satisfactoria que cualquier Gran Premio en que haya participado —se despidió y estrechó las manos de su equipo de carre¬ra. El comentarista hizo un somero resumen acerca de los triunfos pasados y las noticias continuaron. Se terminó.
Durante un tiempo, Lali no se movió y Peter apagó el televisor y se acercó a ella.


—¿Lali? —inquirió, ansioso—. Tenía que probarme a mí mis¬mo que podía hacerlo, que no había perdido el coraje. Si no lo hubiera hecho, me habría perdido el respeto. ¿No te das cuenta?
—¿Por qué no me lo dijiste?
—En las circunstancias... no podía —se encogió de hombros—. Tenía que hacerlo solo.
—Ya veo.
—¿De verdad? —él se levantó y la hizo ponerse de pie. Murmuró con suavidad—: Me has hecho un hombre completo, Lali. Salvo por una cosa —le sonrió—. Necesito una mujer.
—¡Maldito! He pasado por un infierno todas estas semanas. Debería negarme a casarme otra vez contigo.
Peter torció la boca en un esfuerzo por no reír.
—Pero Lali, necesito mucho una mujer.
Ella le miró los ojos oscurecidos y se sonrojó.
—¿Tanto, eh?
—Más —le besó la sien y el cuello y Lali gimió al sentirle cerca, pero antes de sucumbir por completo, susurró:
—Oye, ¿recuerdas esa apuesta que hicimos? Nunca te pedí mi premio.
Él la miró desde la profundidad de sus ojos grises.
—¿Ya sabes qué es lo que quieres?
—Mmm. ¿Tienes...? Si todavía los tienes, ¿podrías devolverme mis anillos algún día? Los echo mucho de menos.
Peter la miró con amor y metió la mano en su bolsillo.
—Pues resulta que... —y le deslizó las sortijas por el dedo—. Y no me los devuelvas nunca —dijo con una voz que recordaba el tormento sufrido.
Lali sonrió.
—No, no te los devolveré.
—Bien —le besó con pasión creciente pero al fin expresó—: Ahora que es como si estuviéramos casados, ¿podemos...? —e hizo un gesto hacia el dormitorio.
Lali se rió y dejó que la cogiera de la mano.
—Supongo que todos los ganadores se merecen un premio. Peter la llevo a la alcoba y cerró la puerta. —Bueno, esta batalla la has ganado —sonrió un poco apenado. —No —ella le rodeó el cuello con los brazos—. Hemos ganado los dos.
—Quizá sea cierto —dijo mirándole el rostro radiante.

FIN

Y aqui me despido yo con esta hermosisima historia dentro de un rato subire los argumentos para que ustedes elijan acuerdense hasta el domingo podran decidir un beso enorme gracias por las firmasss las quiero nos volveremos a ver @pupy_angelita

5 comentarios:

  1. me encanto la nove espero la proxima

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  2. jajaja me encanto la nove valla intriga que nos diste durante toda la nove una novela increibleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee eres una genia escribiendo espero la otra

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  3. Todos los ganadores ,merecen un premio.Jajaja y bien a gusto k se lo va a dar.

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  4. ay dios,me encantò esa nove! No pensè que podia ser tan linda la nove!
    tu lectora oficial jajaja
    besosss

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  5. Buenissima la nove!! Te felicito!!
    Un beso!
    @sarapinyana

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