traductor

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documental Spain cartas de presentación Italian xo Dutch películas un link Russian templates google Portuguese foro de coches Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

viernes, 24 de febrero de 2012

novela: triunfo del amor

—¿Qué quieres decir? ¿Por qué no podrías?
    —Dios mío. Claudia. He visto cómo termina la gente después de accidentes automovilísticos. Me divorcié de Peter por que no podía soportar el que terminara así. ¿Cómo puedes pedirme que vaya a cuidarlo?

    —Lali, lo he intentado. No hay nadie más que tú. Él parece... decidido a hacer que las otras se vayan.

    —Métele en un hospital —recomendó con brusquedad.

    —Ya lo he intentado. Le mandaron a casa a la semana —de pronto, Claudia parecía agotada—. Ya no sé qué hacer. Eres mi última esperanza, Lali. La última esperanza de Peter.

    —¡Eso es basura! No te pongas tan dramática. Métele en algún nosocomio especializado en esos casos.

    Para consternación de Lali, los ojos de Claudia se llenaron de lágrimas y una rodó por su mejilla antes de que la señora pudiera limpiársela con el pañuelo. Con cualquier otra mujer, Lali hubiera creído que las lágrimas no eran sinceras y que sólo buscaban su simpatía, pero sabía que Claudia no lloraba con facilidad y que debajo de esa apariencia frágil, era tan dura como la roca.

    —Los doctores le han sugerido eso, pero tras el accidente estuvo tres meses en un sanatorio, y juró que nunca más volvería. ¿Puedes imaginártelo en un lugar así? —la voz le tembló—. Me suplicó que le llevara a casa y entonces le dijeron que nunca más podría competir en una carrera.

    —Bueno, supongo que eso le hundió —acotó Lali, seca—. Las carreras eran su único motivo para vivir.

    —Peter ya era piloto de carreras cuando te casaste con él —señaló la madre dolida.

    —Tienes razón. Pero, igual que cualquier otra mujer sin importancia, creía que me amaba más a mí. Los hombres como Peter nunca cambian, ¿verdad?

    —No, yo me di cuenta con su padre —comentó Claudia.

    Lali recordó que la señora era viuda, pues el padre de Peter había muerto en un accidente alpino hacía quince años. Nunca había hablado de la vida de su marido ni de su relación personal. Lali se preguntó cómo había sido el padre de Peter, mientras picaba la comida, tratando de aligerar el ambiente antes de proseguir.

    —Lo siento. Claudia, no puedo hacerlo. Tienes que darte cuenta de que yo soy la última persona que debería cuidar a Peter. No nos despedimos en buenos términos. Un paciente necesita un ambiente tranquilo y sereno para recuperarse. Si yo estoy allí, habrá demasiada tensión, demasiadas peleas y discusiones.

    —Pero quizá eso sea bueno para él. Aun... aun el odio es una gran razón para querer seguir viviendo, Lali.

    Su ex nuera la miró furiosa.

    —Así que yo debo ser el chivo expiatorio de Peter, ¿verdad?

    —No. Lo siento, no he querido decir eso —Claudia le tocó la mano con un gesto de tristeza—. estoy tan desesperada, querida. Y no puedo... quedarme ahí quieta, viendo... cómo se muere.

    La señora sollozó y se enjugó las lágrimas.

    —Pero no está tan mal, ¿o sí? —inquirió Lali, impresionada.

    —Sí, lo está —la voz de Claudia tenía un toque de desesperación—. No quiere vivir como... un inválido.

    Lali no le dio tiempo para recuperarse y empezó a fingir que comía antes de decir:

      —Claudia, lo que me estás haciendo es un chantaje emocional  ¿No te has parado a pensar en lo que significa para mí? ¿Lo humillante que podría ser? Sabes lo arrogante que puede llegar a ser tu hijo, lo frío y sarcástico, sobre todo cuando piensa que tiene la razón

      —Quizá lo sea —reconoció—. Pero, ¿importa todo eso cuando  se traba de salvarle la vida? —dijo con dureza, con un ruego en su mirada. La joven volvió a negar con la cabeza, aunque se asomó una  duda a sus ojos, lo que hizo que Claudia volviera a insistir— ¿No podrías intentarlo al menos? Si no funciona... bueno, habré hecho todo lo que estaba a mi alcance para ayudarle —vaciló y luego continuó—: No he hablado de dinero porque creo que no es lo más importante, pero por supuesto te daré...

     —No es necesario —atajó Lali.

     —Entonces, por favor, Lali. Es mi hijo y no puedo dejar que se abandone así. Te necesita. Si alguna vez le amaste...

     Pálida, miró a Claudia con un reto feroz en la mirada.

por favor comenten aca o en pupy_angelita gracias.

3 comentarios:

  1. !k dificil lo va a tener, x la forma k lo describe,parece un hueso duro d roer!.

    ResponderEliminar
  2. ayy quiero saber que pasò entre lali y peter!!1 Quiero mas nove,me encanta!
    Besosss
    @porLali_ITALIA
    http://www.facebook.com/home.php?#!/groups/273242056077393/

    ResponderEliminar