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lunes, 27 de febrero de 2012

novela: triunfo del amor

    Lali, que se sentía agotada después del difícil caso de la amazona y necesitaba un buen descanso, no durmió en toda la noche. Claudia debió ser insistente con el médico porque la llamó a la mañana siguiente para decirle que tenía una cita esa misma tarde. La joven se sorprendió al ver que se trataba de un profesional de conocida reputación.

    Hacia las tres de la tarde, Lali se dirigió a la calle Harley decidida a no cuidar a Peter si se enteraba de que su ex suegra había exagerado, o si otra enfermera podía atenderle. No tenía intenciones de volver al infierno, si podía evitarlo.

    Pero después de pasar unos minutos con el cirujano, tuvo que aceptar que no había alternativa. Miraron las radiografías de la cadera y de las piernas de Peter. Había sufrido tantas fracturas que parecía tener más metal que hueso. El médico no sabía que ella era la ex mujer de Peter, y empezó a enumerar las heridas de forma desapegada y profesional. Lali lo agradeció, pues le ayudaba a combatir la sensación de náusea que le produjo descubrir el estado físico de Peter.

    —También se rompió el brazo derecho —añadió el médico—. Ahora ya le tiene bien. Pero eso dificultó las cosas en el hospital.
    —¿Andará? —inquirió con angustia.
    —No es probable.—se encogió de hombros.
    —Pero no es imposible —insistió Lali.
    —No, no es imposible —el médico la miró—. Es posible si se le da la terapia adecuada y si tiene voluntad de hacerlo.
    —¿La tiene?
    —De momento, no. Aun si volviera a andar, nunca podría volver a participar en una carrera. Se lo tuve que decir; insistió en saberlo.
    —Sí, supongo que quiso saber toda la verdad —comentó Lali.
    —¿Le conoce entonces?
    —Sí —sonrió con tristeza.
    —No es un paciente fácil —advirtió el cirujano—. No quiere que se le ayude.
    —Pero no puede desear ser un inválido.

    —No —dudó y la miró—. Francamente, pienso que Peter preferiría haber muerto en el accidente. Y creo que eso es lo que desea hacer ahora.
    —¿Cree usted que podré ayudarle?
    —Usted tiene los conocimientos necesarios. Pero no sé si él la dejará —dijo el médico—. Claro que si lo logra, valdrá la pena. Es  un hombre difícil y le hará la vida imposible. Tratará de alejarla igual que hizo con otras enfermeras y terapeutas. ¿Se hará cargo del caso?

    Lali suspiró y asintió.

    —Sí, me haré cargo. Quizá pueda aconsejarme la terapia que más le conviene.

    El cirujano empezó a señalar las radiografías, diciéndole qué partes seguían débiles y cuáles empezaban a soldar.

    Cuando regresó al apartamento, Lali llamó a Claudia.

     —Sí, está bien —dijo cuando la mujer contestó—. Iré.
     —¡Gracias a Dios! ¿Cuándo vienes? ¿Mañana?
     —No—contestó firme—. Necesito un par de días. No va a empeorar mientras tanto. Claudia —añadió antes de que protestara— Llegaré el viernes, a las once.
     —Gracias, Lali. No sabes lo mucho que esto significa para mí —dijo Claudia con gran sinceridad.
     —Será mejor que no me agradezcas nada hasta que veamos si puedo ayudarle. Es probable que se niegue a que entre en su cuarto.
     —Oh, Lali. Sólo esperaré y rezaré... —Claudia recuperó la voz al decirle—: ¿Le digo que vas a venir?
     —Yo no lo haría. Pero haz lo que consideres mejor.

porfas comenten aqui o en twitter: @pupy_angelita

2 comentarios:

  1. me encantò el capitulo! Quiero mas noveeeeee
    Besos
    @porLali_ITALIA

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  2. Hasta el cirujano le pinta el caracter d Peter,le va a resultar bastante dificil, x su situacion sentimental,si a las otras enfermeras las despacho d malos modos,pobre Lali ,lo k va a tener k aguantar.

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