Peter.
Mariana, se sienta y muerde su labio inferior. Tiene agujas de
madera en su cabello y sus ojos están inyectados de sangre.
―¿No crees que debemos discutir el plan juntos?
―No ―dije
estoicamente.
―¿Por qué no?
―Porque no eres racional.
―Perdóname ―ella dijo, agujas de madera caen de su cabello con
cada palabra―. Pero de hecho soy la única que
pudo dormir anoche. Tú no has dormido. Voto por ser la racional y voto para que
discutamos esto juntos.
Me levanto y extiendo una mano hacia ella.
―Nunca has sido racional y antes que te disculpes de
nuevo, tú fuiste la que corrió conmigo en el medio de la noche con solo una
mochila llena de cosas.
Ella tomó mi mano y me permitió ayudarla a levantarse, no puedo
decir que este estable, así que la sostengo por la cintura y la apoyo mientras
su cuerpo se ajusta.
Cuando esta estable la dejo ir. Cruza los brazos en su pecho y
pone esa recta y aristocrática nariz que tiene en el aire. No hay mucho espacio
en el castillo, así que nuestros cuerpos se rozan.
―Eso no fue irracional, irme contigo fue un riesgo
calculado.
―¿Calculado? ―preguntó, el escepticismo apoderándose de mi voz.
―Solo, olvídalo ―ella toma su mochila y agarra mi mano para apoyarse,
cuando maniobra para salir del castillo. Es temprano pero hay algunas madres
con sus hijos
en el parque. Nos dan sucias miradas pensando que nos han atrapado
tonteando dentro de las paredes del castillo.
―Así que ¿Cuál es el plan que tienes que no me va a
gustar?
―Te digo después ―digo.
―Solo estas retrasando lo inevitable.
―Lo sé, soy bueno en eso.
Puedo decir que la pierna de Mariana esta rígida, por la manera
lenta en que camina y tentativamente se apoya en su pie izquierdo. Hombre,
desearía poder tomar el dolor. Apesta saber que va a tener esa cojera para
siempre.
La ira por lo que mi hermana le hizo a Mariana me atraviesa. Si no
hubiera sido por la irresponsable decisión de manejar un carro cuando había
estado bebiendo, tal vez no se habría desviado tanto cuando esa ardilla salto
frente a ella y Mariana no habría sido golpeada.
No puedo jugar a ―¿Qué
hubiera pasado si‖ por siempre, pero no cambia el
hecho que Mariana es la única que siempre tendrá las repercusiones físicas de
esa noche, nada de lo que diga o haga cambiara eso.
―¿Necesitas sentarte? ―pregunto pateándome por ponerla en esta situación.
―Estoy bien, caminar usualmente ayuda a disminuir los
calambres.
Tomo su mochila y la deslizo en mi hombro. Sacudo mi cabeza como
si la viera esforzarse.
Ella se detiene y pone una mano en su cadera.
―No me mires así.
―¿Cómo?
―Como si te culparas, ambos sabemos que…bueno, de
hecho todos en Re-COMENZAR saben que tú no eres culpable por lo que has pasado
por casi dos años ―sus ojos me ven con un poco de
lastima, lo que no me sienta nada bien en este momento.
―Solo llévame al lugar más cercano donde pueda ir al
baño y desayunar. Me muero de hambre, tengo casi cien dólares para gastar antes
que tengamos que mendigar.
Sus palabras me atraviesan.
―No vas a rogar por dinero, nunca, ¿me entendiste? he
conseguido casi veinte dólares, después de eso encontrare algo que hacer ―solo la imagen de ella mendigando por cualquier cosa
eriza mi piel.
―Estaba bromeando ―ella dice sorprendiéndome con una mueca―. No soy del tipo que mendiga.
―Lo siento ―dije―.
Lo siento por exagerar, lo siento por ponerte en esta situación, lo siento por
cada jodida cosa.
Caminamos un par de bloques hasta que llegamos a Pete's Place una
pequeña cafetería que probablemente debería estar condenado por la grasa y
manchas de moho en el cielo raso, pero tienen un baño gratis y comida barata y
eso es lo que necesitamos.
Después que consigo una cabina y Mariana se dirige al baño, me
siento y pienso como voy a contarle mi plan. Miro a las otras dos mesas a mí
alrededor. Un tipo con una camisa de franela rota tomando una taza de té en el
mostrador. Un hombre mayor está en otra cabina comiendo solo, mirando a la
ventana mientras toma un pedazo de pan y luego otro. Me pregunto qué es lo que
ve o lo que espera…o si lo que ve en la ventana es más interesante que recordar
que esta solo comiendo en una cafetería, o tal vez no está mirando la ventana
tal vez está soñando despierto con una chica que amo y perdió.
No quiero terminar como uno de esas personas, solo y patético.
Cuando Mariana vuelve, su cola de caballo se ha ido, ya no luce
como si hubiera dormido en una cama de agujas de madera.
Se desliza en la cabina frente a mí, me inclino y tomo sus manos
en las mías. El hecho que estuviera dispuesta a caminar conmigo en medio de la
noche con solo una mochila me hace sentir humilde.
―Mariana… ―se me hace un nudo en la garganta del tamaño de un
pomelo, no quiero decirlo pero maldita sea, tiene que ser dicho―. Voy a regresarte ―ella abre los ojos y la boca, seguramente para
protestar, pero yo agrego―: ¿Sabes que me hace, ver tus
muecas de dolor? ―ella aleja sus manos y las pone
en su regazo.
―Estoy bien.
―Deja de pretender, pensé que no íbamos a mentirnos
más.
Observo como ella muerde su labio inferior.
―Está bien, estoy mintiendo pero no me interesa si
estoy incomoda o con dolor ―ella
me mira e inclina su cabeza. Puedo decir que las ruedas están girando y está
pensando demasiado, duda pero luego lo deja salir.
―¿Alguna vez le has dicho a una mujer que la amas? No
como a tu mamá, sino como...
―Te refieres a Luna.
―Sí, me refiero a Luna.
Esa es una pregunta capciosa, Luna me dijo en nuestra primera cita
que estaba enamorada de mí. No paso mucho tiempo antes que fuéramos pareja y
estuviéramos besuqueándonos…y no mucho antes que tuviéramos sexo. Cantidades de
sexo. Ella dijo la palabra ―Amor‖ como si fuera agua. No creo que dijera u oyera la
palabra ―Amor‖ desde que fui arrestado. Sí le dije que la amaba,
pero ni si quiera estaba seguro de saber lo que significaba en ese entonces.
―¿Qué quieres oír?
Ella se encoge de hombros.
―Solo que…nunca lo dijiste…
No termina la oración, pero sé que era lo que iba a decir, no
quiero llegar ahí, no ahora…pero después de todo lo que ha hecho por mí, no
puedo evadir el tema totalmente, ella merece esto.
―Nunca se lo he dicho a nadie, que es por lo que vas a
regresar a Re-COMENZAR, no puedo permitir que vengas conmigo, no es seguro y tú
no mereces eso. Vas a ir a España como siempre has querido, si digo la palabra
con ―A‖ eso lo cambiara todo. Te conozco Mariana, te
sentirás obligada a quedarte aquí, y dañar tus planes. Me sentiría como una
mierda si cambiaras tu vida por mi…no lo vale ―yo no lo valgo.
La mesera trae los huevos y las tostadas que ordenamos y
desaparece tan rápido como apareció. Mariana sonríe tímidamente desde el otro
lado de la mesa en cuanto coge su tenedor.
―Entonces ven a España conmigo, estoy registrada para
ser estudiante de intercambio de primer año, solo es por nueve meses.
―Sabes que no puedo, ¿qué voy a hacer ahí? ¿Sentarme y
verte estudiar? Ni siquiera me he graduado de secundaria, y difícilmente se
algo de español.
―Puedes aplicar a un GED.
Sacudo mi cabeza como si esa no fuera una opción en este punto.
Soy una causa perdida, con un patético y sombrío futuro y difícilmente un centavo
a mi nombre.
―Oh, sí, seguro, y después podemos casarnos y vivir
felices para siempre, luego saltaras en mi alfombra voladora y frotare el genio
en la lámpara que tengo en mi mochila. Tal vez podamos comprar un castillo
español mientras estamos en ello.
Cuando mi papá se caso con mi mamá, él iba a la escuela para ser
odontólogo y ella era la presidenta de las chicas. Todo en su vida estaba
estratégicamente planeado hasta el día que fui arrestado y fui a la cárcel. Mi
madre se volvería loca con esta conversación.
―Iba a decirte esto antes. Pero no sabía cómo, Peter
tu mamá estaba en rehabilitación cuando deje Paradise.
Mi cuerpo entero se tenso.
―No quiero hablar sobre ella, no quiero hablar de mi
familia.
La campana de la puerta de la cafetería me hizo girar a ver que
otros inadaptados van a favorecer a Pete's Place. Un gran hombre negro camino
hacia nosotros. Damon.
Estoy atrapado.
Sacudo mi cabeza en frustración y la miro.
―No lo hiciste.
―Sí lo hice ―ella sostiene su teléfono celular―. Sospeche que ibas a huir y dejarme.
No puedo creer esto.
―Me vendiste. ¿Qué paso con la petición de tomar las
decisiones juntas?
―No estás siendo racional, Peter ―ella trata de decirme con un tono muy tranquilo, como
si fuera un niño o un loco.
―Tal vez oíste mal pero dije que la irracional eres
tú.
Mientras observo como Damon se acerca a nosotros contemplo como
voy a salir de esta.
Damon se desliza en la cabina a mi lado, bloqueando mi escape.
―¿Cómo están mis escapistas de Re-COMENZAR? ―él mira mi plato, medio comido―. Vamos señor Lanzani, coma algo, necesitara fuerza
para el pesado día que nos espera.
No toco mi plato o miro a Damon. Solo miro fijamente a Mariana.
―Ibas a regresarme a los dormitorios y a dejarme de
nuevo ―ella luce insegura y preocupada.
Bien. Quiero que sufra. Me traiciono―. No podía dejar que huyeras de nuevo ―dice.
―Así que mejor tenerme encerrado ¿verdad?
―Eso no es a lo que me refería. No puedes huir de la
gente que se preocupa por ti.
―Si te preocuparas ―digo a través de mis dientes apretados―, mi maldito concejero, no estaría sentado junto a mí
ahora.
La mesera llegó a pedir la orden de Damon.
―Quiero una taza de café, y, uh, solo deme otro plato
de lo que los chicos ordenaron ―le
dice.
Miro por ventana como el otro hombre en la cabina. Ahora sé cómo
se siente, queriendo olvidar el aquí y el ahora ¿Por qué Mariana no entiende mi
situación? ¿No entiende que perdí el poco honor que me quedaba al soltar que no
había sido yo el que la había golpeado?
Mierda.
Necesito huir de la verdad, del pasado. Necesito re comenzar.
Excepto que no hay ningún re comenzar, no cuando la gente de tu
pasado, sigue apareciendo constantemente y persiguiéndote, llevando a casa
todos tus errores incluso los más grandes. Pensé que había hecho algo bien
cuando tome la culpa por Eugenia.
¿Pero que obtuve realmente? Ninguna bienvenida de héroe cuando
regrese a casa. Las mentiras se están empezando a ver borrosas con la verdad y Mariana
está atrapada justo en medio de ello.
―Está bien chicos, dejémoslo salir todo aquí y ahora
¿Quién iba conduciendo el carro que golpeo a Mariana?
Damon saca su teléfono y lo deja en la mesa.
―Sí no empiezan a hablar voy a llamar a la oficina del
fiscal, podemos hacerlo a mi manera o a la suya ¿entonces cual va a ser?
COMIENZAN LOS PROBLEMAS? besos
Mas! Mas! Mas!(:
ResponderEliminarvamo que esto se esta poniendo bueno!
ResponderEliminarholaaaa!! Perdon por la ausencia pero me fui de vacaciones y tuve tmb unos problemitas, pero nada grave :D
ResponderEliminarNo nos dejes asi! Quiero saber que pasa: si hablan o no; si Damos va a decubrir la verdad y como; que le pasara a Euge y a Peter y a Lali! y todo lo que pasara! jajaja
Espero el proximo
Besos
Peter sigue negándose una oportunidad,suerte k tiene a Mariana k a pesar d todo lo k le hizo ,siempre vela x el.
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