peter
ni siquiera sabe que la Sra. Reynolds murió. Cuando lo vi en pasillo esta
mañana, iba a decirle. Pero entonces atrape a Peter y Luna juntos.
Antes
de que nuestra relación comenzara, podía entender. Pero yo creía que le gustaba
lo suficiente para no necesitar a alguien más. Pensé que lo que teníamos era
real. Puaj. No quiero pensar en Luna Greene y su perfecto cabello
rubio y sus perfectos y desvergonzados senos o la manera perfecta en la que
camina. Pero no puedo evitarlo. Porque yo no soy perfecta.
Estar
sentada en la oficina de la enfermera lo demuestra. Desde que Peter se quedó
paralizado allí, sorprendido frente a las cicatrices en mi pierna, he estado
muriendo por salir de aquí.
—¿Puedo
regresar a clase ahora?
La
enfermera de la escuela se inclina sobre mi pierna con guantes de hule,
examinándola. Levanta la vista.
—¿Te
duele?
¿Se refiere a mi corazón? —No. Está bien —le digo—. De verdad.
—Hay
un poco de sangre aquí. Me preocupa que pueda haber daños internos.
—Es
sólo una pequeña raspada —le digo mientras la mujer está poniendo antiséptico
en una bola de algodón y frota la sangre de mi rodilla—. Se armó un gran
problema por nada.
Yo
sé por qué Peter vino corriendo hacia mí y actuó completamente preocupado. Es
porque se siente culpable de que yo escuchara detalles sobre su relación con Luna.
Drew sólo dijo la verdad, yo fui responsable de meterlo a la cárcel. Peter y yo
nunca deberíamos haber empezado a
hablar.
Deberíamos haber seguido ignorándonos mutuamente en la casa de la Sra.
Reynolds.
Porque si no hubiéramos hablado, no estaría tan
unida a él.
Si
no hubiéramos hablado, no lo habría besado y querido más. No lo habría dejado
manipularme.
La
enfermera Sandusky no se ve feliz cuando me bajo de la camilla y cuidadosamente
bajo mi pantalón. Sin embargo no voy a sentarme aquí y ponerme de mal humor
todo el día. Voy a levantarme y mantenerme en alto, ante Peter, Drew, Luna... y
cualquier otro que decida ponerse en mi camino.
Cuando
estoy vestida, doy un suspiro de alivio. Mis cicatrices están cubiertas.
Entonces, ¿por qué me siento tan
expuesta? Porque Peter ha visto las cicatrices de las heridas que él puso en mi
cuerpo.
Las
cicatrices constantes que me hacen pensar en él y el accidente todos los días
de mi vida.
Por
desgracia tengo que pasar por la oficina de Meyer en mi salida. Peter está
sentado frente al escritorio de la secretaria, con la cabeza hundida en las
manos.
Como
si supiera que lo estoy viendo, levanta la cabeza. Sus ojos me penetran como si
estuvieran buscando calor o conexión. ¿Piensa que soy una tonta que quiere ser humillada? Aparto la mirada, espero que la enfermera me escriba un
pase y salgo de la oficina tan rápido como puedo.
Como
si el día no pudiera empeorar, Luna y Hannah están caminando por el pasillo. No
me han visto todavía. Me meto al baño de las chicas... ya he tenido suficiente
por un día.
Me
miro en el espejo del baño. Ojos de color avellana opaco, cabello que no ha
decidido si quiere ser claro u oscuro, y una nariz que es demasiado grande para
mi cara. En la cima de todos esos defectos, tengo una cojera.
¿Cómo pude alguna vez pensar que podía competir
con la perfecta Luna Greene?
La
puerta del baño se abre rechinando. Me escondo en uno de los cubículos y pronto
escucho a Luna decir:
—No
me los puedo imaginar besándose. ¿Puedes?
—Por
favor, Kend, no me hagas asquear. Peter es, como, un tipo duro de Hollywood y Mariana
es, como, una idiota total. Probablemente besa con sus labios completamente
fruncidos y las manos a los costados.
—Exactamente.
Deberías haberla visto esta mañana. Creí que iba a llorar en medio del pasillo.
Las
dos se ríen.
Me quiero morir. Olvida mantenerme en alto, en
el fondo soy realmente una idiota y una cobarde.
Me
asomo por la abertura de la puerta. Hannah se pone lápiz labial mientras Luna
juega con su cabello largo y rubio.
—Él
siempre te va a amar. Ustedes dos tienen un vínculo que no puede ser deshecho
—dice Hannah.
Luna
deja de jugar con su cabello y se apoya en uno de los lavabos.
—Peter
le dijo a Agustin que estaba interesado
en salir con Mariana.
—¿Por
qué Mariana? ¿No es ella la persona menos probable para atraparlo? Él la golpeó
con su coche, ya sabes. Y ella se aprovecha.
Luna
titubea.
—¿Qué?
—pregunta Hannah.
—¿Has
comprobado los cubículos?
Huy. Soy carne muerta. Equilibrarme en la tapa del inodoro con una pierna mala
no es una buena opción.
La
puerta de uno de los cubículos se abre rechinando. Oh, no.
Trato
de mirar por la puerta, pero no quiero tropezar o hacer ningún sonido que les
avise que estoy espiando.
—Ustedes
dos son tan patéticas. Deberían haber revisado antes de empezar a balbucear
sobre su patética vida.
Es
Rocio, mi prima.
—¿Qué
has oído? —dice Luna.
—¿Qué
piensas? Lo escuché todo.
—Y
te lo guardarás para ti misma, ¿no es así Rocio?
Rocio
se pone las manos en sus caderas.
—No
lo sé. ¿Por qué no dejas de difundir rumores sobre mi prima? Ella puede cojear,
pero tiene más para admirar que ustedes dos juntas.
Las
otras chicas miran fijamente a Rocio como si le hubieran brotado alas,
totalmente sorprendidas de que su seguidora finalmente demuestre que tiene
mente propia
—Pon
los pies en la tierra, Rocio. No olvides que eras una perdedora y Mariana
estaba en tu lugar hace un año. Sólo porque ahora eres amiga de Maria y Candela
no significa que de repente eres la gran mierda.
Ella tiene razón. Yo no era agradable con Rocio cuando estaba en la cima y
ella luchaba por hacer amigos que no se escondieran en la biblioteca durante el
almuerzo. Creo que las palabras de Luna van a bajarle los humos a Rocio, pero
mi prima no vacila.
—Luna,
solía adorar el suelo que pisabas porque eras bonita y popular y tenías un
novio que el resto de las chicas sólo soñaban que pudieran conseguir. Quería
ser popular, ser como tú. Ahora sólo piensa que eres patética.
—Será
mejor que tengas cuidado, Rocio, o simplemente puede ser que te encuentres
siendo una perdedora de nuevo tan rápido que tu cabeza dará vueltas —los ojos
de Luna son grandes y salvajes, y creo que si ella tuviera súper poderes habría
fundido a Rocio con esa única mirada. Pero ella no tiene súper poderes. Hannah
está de pie detrás de Luna con el pulgar y el dedo índice en una “L” sobre
su frente, dirigiéndola hacia Rocio.
Mientras
que Rocio está dando la cara por mí y siendo amenazada, yo estoy escondiéndome
como una cobarde. Mis manos están sudorosas. Me doy cuenta de que mi propio
miedo me retiene. Observo a mi prima dando
la
cara por mí sabiendo que el resultado final no va a ser bonito. Siento el
espíritu de la Sra. Reynolds dándome coraje.
Empujo
la puerta del cubículo abriéndola ampliamente, el fuerte chirrido alerta a las
tres de mi presencia.
La
cara de Rocio está tan sorprendida como la de Luna y Hannah. Luna emite una
risa nerviosa, pero se recupera rápidamente.
—¿Es
este, como, el baño designado para perdedoras y nunca tomé nota?
—Eres
igual que tú prima —me dice Hannah—. Siempre vas a seguir los pasos de chicas
como Luna y yo.
Cojeo
al lado de mi prima.
—Hannah,
tú y Luna lo tienen todo. Y sin embargo... ambas son caparazones vacíos, nada
que valga la pena en el interior. No las seguiría incluso si eso significara la
curación de mis piernas.
—Creo
que el accidente dañó tu cerebro. —Luna escupe las palabras como un dragón que
escupe fuego sobre su enemigo.
Rocio
me está mirando en estado de shock. Sé que no he sido fuerte desde el
accidente. Nunca doy la cara por mí misma y me concentro en mis defectos en vez
de mis virtudes. Pasar tiempo con una mujer fuerte como la Sra. Reynolds debe
haberme contagiado. Y pasar tiempo con Peter en los últimos meses me ha hecho
sentir atractiva y hermosa. Yo sólo... en el fondo no puedo creer que él me estuviera
mintiendo. La admiración brillaba a través de
las profundidades de sus ojos. Le temblaban los dedos cuando delineaba mis
labios o tocaba mi cara. Un chico como Peter, que esconde sus emociones, no
podría fingir las reacciones tan intensas incluso si quisiera.
Luna
sacude su cabeza y se burla de mí.
—Si
Peter te dio la menor atención es sólo porque sentía lástima por ti.
Estoy segura de que lo hizo... pero lo que
compartimos fue mucho más allá de eso.
—No
me burlaría si fuera tú —le digo a Luna—. No se ajusta a tu cara.
Mi
prima se vuelve hacia mí.
—¿Peter?
No, no puede ser verdad. ¿Puede serlo?
Asiento.
—¿El
Peter Lanzani? ¿El hermano de Eugenia Lanzani? ¿Peter Lanzani? —ladeo mi cabeza
hacia un lado y asiento un poco más.
La
boca de Rocio se abre y los ojos se salen de sus órbitas.
Como
una onda de choque, me doy cuenta de que Peter tuvo razón todo el tiempo. Ir a
España era sólo una manera de escabullirme, una manera de escapar de la gente y
una manera de olvidar el accidente por un tiempo. Pero el accidente ocurrió. No
hay manera de olvidarlo. Y yo cojeo. Tengo que enfrentar el hecho de que nunca
seré la misma de antes.
Está
bien. Estoy bien. Tomando una respiración profunda, me doy cuenta de algo...
Me siento más fuerte y más viva que antes del
accidente.
La
puerta del baño se abre. La Sra. Gibbons entra al baño. Sus cejas se alzan
cuando presencia nuestra pequeña confrontación.
—¿No
se supone que todas ustedes están en clase?
Ninguno
de nosotras responde. Luna me está mirando, Hannah sigue mirando de Luna a mí y
de nuevo a Luna, Rocio todavía tiene la boca abierta en shock, y yo no estoy
revelando nada.
—Muy
bien, entonces. Vamos todas a hacer un viajecito a la oficina del Sr. Meyer
para que podamos llegar al fondo de esto.
—Me
parece muy bien —le digo.
—A
mí también —dice Rocio, respaldándome. Le debo una gran disculpa por ser tan
imbécil antes del accidente. A veces hay que alejarse de la multitud para ser
una mejor persona. No siempre es fácil, eso es seguro. Pero es correcto. Y a
veces hacer lo correcto se siente muy bien. Incluso si te hace terminar en un
viaje a la oficina del director.
Los
ojos de Luna siguen escupiendo fuego.
—Lo
que sea.
—Sí,
lo que sea —dice Hannah, haciendo una imitación vergonzosa de su mejor amiga.
Casi me siento mal por ella.
Todas
seguimos a la Sra. Gibbons a la oficina. Rocio me está mirando, con sus ojos
muy abiertos.
—¡No
puede ser! ¿Peter Lanzani? —articula silenciosamente.
No
es culpa de Luna ser hermosa y bonita. Ni siquiera es culpa de Peter sentirse
atraído por ella. Eso ni siquiera importa.
Lo
que importa es que no estoy acarreando sentimientos de odio y traición. Eso ha
sido demasiado agotador. La Sra. Reynolds tenía razón.
No odio a Luna.
No odio a Eugenia.
No odio a Peter.
Me
siento más fuerte que... bueno, ni siquiera puedo recordar cuándo. Lo único que
sé es que me siento bien. No, mejor que eso. Me siento fuerte.
NAAAAAAAAA MI PUPY HERMOSA VOS TE SARPAS ME ENCANTA LA NOVELA QUIERO MA SPORFIIIIIS MAS NOVELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA TE AMO DULCEEEEEEEEE
ResponderEliminarQUE UENO QUE LALI SE REVELOJEJEJ
Siiiiii.
ResponderEliminarCapitulon, esto era lo que espereaba qeu marian se decidiera...
Muy buena esta nove como todas la demas...
Otro capi porfa
X fin se atrevió a dar el gran paso d hacerles frente ,ante sus amenazas e insultos,además d defender a Rocío.Se esta dando cuenta k odiar no es la solución a sus problemas,sino afrontarlos.En cuanto logre eso,pondrá mayor empeño en superar los físicos.Más,más,y más,no me cansaré,me encanta la novela.
ResponderEliminarMas Novee
ResponderEliminarhermoso el cap sube massssss
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