Mariana.
Por el resto del viaje de Re-COMENZAR, Peter mantiene su
distancia. Actúa como si fuéramos meros conocidos. Sólo interactúa conmigo
cuando tiene que hacerlo. Cuando hablamos con grupos alrededor de Illinois,
Indiana y Wisconsin, Peter comparte la forma en que fue detenido y cómo haría
cualquier cosa para evitar la cárcel en el futuro.
No habla de ir a la cárcel por Eugenia. Creo que quiere olvidar
esa parte de la historia, aunque en mi opinión la realidad de lo que hizo por
su hermana se cierne sobre él todos los días. Me gustaría poder hacerlo hablar
sobre ello, pero en este momento no confía en mí en absoluto.
No estoy segura de que él confié en nadie.
Es el día antes de que finalice el viaje, y nos quedamos en una
gran cabaña alquilada en Lake Geneva, Wisconsin. La cabaña cuenta con nueve
habitaciones, por lo que cada uno recibe la suya. Pero no puedo dormir con la
idea de perder a Peter de nuevo oprimiéndome. Me asomo a su habitación a las
dos de la mañana, pero la cama está vacía. Mi corazón es presa del pánico,
pensando que se marchó antes de tiempo.
El alivio me inunda cuando diviso a Peter desde mi ventana. Está
lanzando piedras en el lago.
Mi cerebro me dice que será mejor sólo dejarlo ir.
Mi corazón... no tanto.
Todavía quiero convencerlo de volver a Paradise. No he hecho un
gran trabajo haciendo lo que me propuse hacer. Esta noche es mi última
oportunidad. Pensando en lo que Vanessa dijo, me preparo para confrontar a Peter
de una vez por todas.
Me deslizo sigilosamente por la puerta corrediza de vidrio. El
sonido melódico de los grillos que chirrían me sigue en mi vigilia mientras
camino por el sendero de grava hacia el lago.
―Supongo que esto es un adiós... otra vez.
Él no me mira. En su lugar, lanza otra piedra.
―Supongo que sí. Diviértete en España.
No he pensado sobre mi inminente año en el extranjero por algunas
semanas. Este viaje de Nuevo Comienzo ha sido agotador, tanto física como
mentalmente. He aprendido mucho sobre mí misma este mes pasado. También he
hecho una buena amistad con Trish y Erin, que ahora son como hermanas. Trish
cree que es la protectora de Erin, y las tres hemos pasado la mayoría de las
noches hablando hasta tempranas horas de la mañana.
Me siento en una roca grande y lo observo.
―¿Adónde vas?
Él se encoge de hombros.
―Arizona, creo.
¿Arizona? Eso está muy
lejos. Hay tantos cabos sueltos que él necesita atar antes de que se vaya.
―Regresa a Paradise, Peter.
―Esta conversación ha terminado.
Me levanto y camino directamente delante de él. Está a punto de
lanzar otra piedra, pero le tomo la mano y se abre por lo que la piedra cae al
suelo.
―Vuelve a Paradise ―le digo otra vez.
Baja su mirada hacia el suelo, y siento su derrota como si fuera
mía.
―No puedo. Cuando volví a casa, toda mi familia quería
que pretendiera que los Lanzani eran la familia de ensueño. En realidad, cada
uno de nosotros estaba jodido. No podía fingir antes. Todavía no puedo, así que
ni siquiera me lo pidas. Estoy viviendo con muchos arrepentimientos, no puedo
añadir otro a la lista.
―Dales el beneficio de la duda. Ellos te necesitan.
Niega con la cabeza.
―No tengo nada por lo que volver. Diablos, incluso la
Sra. Reynolds está muerta. La única persona por la que volvería eres tú, y
nosotros estábamos condenados
desde el principio. ―Da un paso lejos de mí y se pasa los dedos por el
pelo. Él hace eso cuando se siente frustrado―. Olvida que acabo de decir que volvería por ti. Eso
fue estúpido por mí parte.
Estoy esperando que diga que nuestro período de reflexión terminó,
que está listo para volver a intentarlo. Pero no lo hace. Tal vez se dio cuenta
que lo que tenemos no vale la molestia, sobre todo porque me voy a España y él
se va a Arizona.
Pienso en las veces que nos besamos y nos abrazamos. Pensé que no
podía sentir nada tan sorprendente como lo que sentí entonces, tan poderoso y
explosivo.
―¿Realmente te vas? ―Le pregunto, mi voz saliendo como un susurro.
―Sí. Sin arrepentimientos.
―¿Qué? ¿Sin arrepentimientos? ¿Por qué sigues diciendo
eso? ¿Qué significa?
Ahueca mi barbilla tiernamente y me impulsa a mirarlo.
―Significa que no puede irme hasta que haga esto...
Inclina su cabeza. Espero que sus cálidos y carnosos labios se
encuentren con los míos mientras mi corazón late como loco en mi pecho. Sus
labios flotan sobre los míos, y ambos sonreímos porque esto nos lleva de vuelta
al lago donde nos pusimos a prueba y nos tentamos entre sí. Fue travieso y
peligroso. Estamos jugando un juego travieso y peligroso en este momento, pero
me digo a mí misma que lo disfrute y haga caso omiso de las advertencias en el
fondo de mi cabeza.
Al menos eso es lo que sigo tratando de decirme a mí misma cuando
cierro los ojos y él presiona sus labios en los míos. Saboreo cada momento de
nuestro beso. No es ardiente, duro y hambriento. Es lento, erótico y sensual.
Él se apodera de mi cintura y me atrae más cerca.
Oh, Dios, quiero derretirme en sus brazos justo aquí y ahora.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello mientras nos seguimos besando,
sosteniendo y tocando. Él me levanta del suelo. No puedo imaginar a nadie más
que sea capaz de hacerme sentir invencible, hermosa y digna como Peter hace.
Quiero gritar: ¡Te amo, Peter! ¿No
sientes lo que siento cuando estoy contigo?
Sus labios se alejan lentamente de los míos y él desenvuelve mis
brazos alrededor de su cuello.
―No me arrepentiré de esto... nunca. Adiós, Mariana.
―Adiós, Peter. Voy a… extrañarte.
―Te extrañaré, también.
Tomo una respiración profunda, frenando el torrente de emociones.
Lo empujo para abrirme paso y me apresuro a llegar a la cabaña para que no vea
las lágrimas rodando por mis mejillas. Rápidamente me meto en la cama y
entierro la cabeza en mi almohada para que no pueda escuchar mi dolor mientras
lloro.
¿Por qué hago esto? ¿Por
qué lo dejó ir sin luchar? Porque soy una cobarde, por eso.
Oigo rechinar la puerta corrediza al abrirse unos minutos más
tarde. Peter debe estar de vuelta en la cabaña. Pienso en Vanessa, que está
metida en la cárcel y no puede luchar por lo que quiere.
Yo puedo.
Entiendo cuales fueron los motivos de Peter para besarme esta noche.
Ese beso dulce fue una tentativa de fin.
No fue suficiente, al menos para mí. Quiero más. Necesito más.
Pero ¿tengo el valor de mostrarle qué tipo de fin quiero pedir para dejarlo
finalmente ir?
Respiro profundo cuando me siento en el borde de mi cama. Puedo
hacer esto. Soy cuidadosa dando pasos suaves y rezo para que la madera del piso
de la cabaña no cruja mientras hago mi camino hacia el sótano.
A la habitación de Peter.
Su puerta está abierta. Lenny está profundamente dormido en la
habitación de enfrente. Los ronquidos de Lenny hacen eco por las paredes, pero
la habitación de Peter está en silencio. Ni siquiera lo escucho respirar cuando
entro.
No hay ventanas, así que está casi completamente oscuro. Un
resplandor verde viene de una luz nocturna permanente en el pasillo.
―¿Peter? ―susurro―. ¿Estás despierto?
―Sí ―oigo
a sus sábanas crujir cuando se sienta―. ¿Pasa algo?
―Algo así.
Cierro la puerta, entonces palpo mi camino lentamente por la
habitación, esperando no tropezar y caer. Me topo con algo cálido, duro y
distintivamente masculino. Peter. No lleva camisa, porque siento su piel
caliente y su musculoso pecho contra las yemas de mis dedos.
Levanto la mirada en la oscuridad.
―Hola.
―Hey ―dice,
su familiar voz reconfortándome de alguna manera. Voy a extrañar esa voz―. Supongo que no te perdiste.
―No, yo, eh, no podía dormir. Y pensé... sólo...
bueno...
―¿Qué es, Mariana? Simplemente dilo.
Está bien. Yo también puedo llenarme de valor. Es ahora o nunca.
―Pensé que podíamos pasar nuestra última noche juntos.
Sé que no podremos vernos de nuevo después de mañana, pero no puedo dejar de
querer estar en tus brazos esta noche. Sólo una última vez. ¿Te parece bien?
Peter toma mi mano en la suya y me lleva de vuelta a su cama.
―Más que bien.
Me deslizo bajo las sábanas y espero a que me acompañe, pero no lo
hace.
―¿A dónde vas? ―le pregunto.
―A ponerle seguro a la puerta. No quieres que Lenny se
meta de repente entre nosotros, ¿verdad?
Me río nerviosamente.
―No.
Hace frío en el sótano, así que tiro de la manta hasta mi pecho. Peter
se desliza a mi lado, y siento sus piernas desnudas contra las mías.
―Estás temblando ―él dice, su voz un bajo susurro.
―Tengo un poco de frío... y estoy un poco nerviosa.
―No estés nerviosa, Mariana. Sólo soy yo.
Este es el verdadero Peter, sin la fachada dura. Me alegro de que
esté completamente oscuro y no pueda ver mis dedos temblorosos mientras suben a
su bello rostro.
―Lo sé.
Él me atrae más cerca. Apoyo la cabeza en el hueco de su brazo y
estoy más contenta que nunca.
―¿Mariana?
―¿Sí?
―Gracias.
―¿Por qué?
―Por hacerme sentir vivo otra vez.
Cubro con mi brazo su pecho, el calor de su piel se funde con el
mío. Quiero recordar esta noche siempre, porque probablemente nunca tengamos
otra oportunidad de sostenernos uno al otro de esta manera. Me dan ganas de
hacer algo más que dormir en sus brazos. Lo intento y me relajo, para
desacelerar los latidos irregulares de mi propio corazón mientras envuelvo mi
pierna derecha, la que no fue severamente dañada en el accidente, alrededor de
él. Es una insinuación definitiva de que estoy lista para hacer algo más que
estar en sus brazos.
Él gime en respuesta.
―Mariana, estás pisando terreno peligroso. Estoy
tratando de ser un hombre bueno y honorable.
―Lo sé. Pero no estoy pidiéndote que seas uno.
―¿Segura que sabes en lo que te estás metiendo?
―No. No tengo ni idea. ―Empiezo a besar y palpar mi camino a través de su
amplio pecho.
―Me estás matando ―dice, sus manos lentamente alcanzándome e
impulsándome hacia arriba de modo que estamos frente a frente―. No podemos hacer esto. No me malinterpretes, estoy
listo y dispuesto. Pero mañana nos vamos en direcciones completamente
diferentes. Tú y yo sabemos que fajar o tener relaciones sexuales lo complicará
todo.
―Tengo una gran idea ―digo con total naturalidad―. Vamos a besuquearnos toda la noche hasta que
estemos agotados. Eso está bien, ¿no?
―Besuquearnos, ¿eh? ―me tira encima de él―. Definitivamente podemos hacer eso ―murmura contra mis labios.
Más tarde, cuando los dos estamos bajando de una temperatura
máxima que nunca he sentido antes, pongo mi cabeza sobre su pecho mientras él
envuelve sus brazos alrededor de mí.
―Fue una gran sesión de besuqueo.
―Mmm ―él
está de acuerdo soñolientamente―.
La mejor.
Unos minutos más tarde, siento al cuerpo de Peter relajarse. Su
lenta y acompasada respiración me arrulla.
HOLAAA PERDON POR NO DAR LA BIENVENIDA A LAS NUEVAS LECTORAS ES QUE SUBIA CON PRISA ASIQUE AHORA SI BIENVENIDAS ME ALEGRO QUE LES GUSTE ACA LES DEJO EL CAP DE HOY NOS LEEMOS MAÑANA
i like it :)
ResponderEliminarno!!! por favor que no se separen!!!
ResponderEliminarson unos tiernos..
Noo! No quiero que se separen!! Me encanta que esten asi de juntos (:
ResponderEliminarMAS
@sarapinyana
Ella siempre más decidida k el ,busca lo k quiere y no se rinde.
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