ultimos capitulos se acerca el final.
Peter.
Los hombros de Mariana están caídos. Ella deja de sonreír tan
pronto como Luna aparece. Sé que las cosas están tensas entre Luna y Mariana en
este momento, pero siempre y cuando yo estuviera en Paradise, no puedo ignorar
a Jaime. Y donde Jaime está, Luna también está.
Simplemente no esperaba que Luna viniera sola.
—¿Dónde está Jaime? —le pregunté.
—Rompimos anoche. La boda se ha cancelado.
—El infierno que lo está —dice Jaime, apareciendo en la distancia.
Está caminando en una línea torcida, como si estuviera en algo.
—Vete —le dice Luna.
—No —Jaime dice arrastrando las palabras. La alcanza—. Tú eres mi
pareja.
Luna se aleja del alcance de los brazos de Jaime.
—Ya no.
—¿Podríamos comenzar ya el juego y dejar de pelear? —dice Julio.
Cuando Julio habla, la gente escucha. Incluso Luna y Jaime,
quienes se ignoran mutuamente aunque son pareja en el juego.
Comenzamos a lanzar nuestros discos hacia las cestas. Al principio
Mariana es terrible. Su disco vuela cerca de diez pies delante de ella, y ella
ni siquiera está usando el lanzador de disco.
—Gira tu muñeca —le digo.
Ella lo intenta pero el disco vuela hacia atrás y casi golpea a Luna
en la cabeza.
La mano de Mariana vuela hacia su boca mientras el disco pasa
zumbando cerca de Luna.
—Ups, lo siento.
—Apuesto que sí —murmura Luna.
Jaime le dice a Luna que sea amable. Ella le dedica una mueca de
desprecio y yo pienso: Oh, amigo, vas a pagar por ese comentario más tarde.
Moverse de un camino a otro no es fácil para Mariana, quien tiene
que pisar ligeramente el suelo desigual. En algún punto cuando ella tropieza y
cae, casi me ofrezco a llevarla a casa.
—Sujétate de mi espalda —le digo en su lugar, mientras nos
dirigimos al siguiente camino.
Ella me mira como si estuviera loco.
—Vamos, Mariana. Será divertido.
—No, no lo será —dice ella. Cuando tomo su disco y me doblo hacia
abajo de manera que pueda maniobrar fácilmente en mi espalda, ella pregunta:
—¿Estás seguro de esto?
Sí, estoy seguro.
—Sólo sujétate —ella agarra mis hombros y la llevo al siguiente
hoyo—. Eres un asco en este juego. El último fue un par tres, y ¿cómo te las
arreglaste para obtener un ocho? Es vergonzoso. Creo que necesito darte clases
privadas, para que así la próxima vez podamos patear un poco el trasero del
disco.
—Las lecciones privadas suenan bien —dice ella, luego besa mi
nuca.
—Ustedes son unos idiotas —dice Luna cuando finalmente llegamos al
siguiente hoyo. Me arrodillo para que Mariana pueda deslizarse fuera de mi
espalda sin demasiado estrés en su pierna.
—No llames a mi mejor amigo idiota, Luna —dice Jaime.
Luna se pone la mano en la cadera y mueve de un tirón su cabello
hacia atrás. Oh, no. Eso no es una
buena señal.
—No lo defiendas. Y no es sólo tu amigo, Jaime. Él es mi ex.
—Era mi mejor amigo antes de que cualquiera de nosotros saliera
contigo.
—Dormimos juntos a sus espaldas —Luna responde con veneno—. Buenos
mejores amigos resultaron ser.
Con esas palabras, Jaime saca algo de la cintura de sus jeans. Es
un frasco.
—Hombre, ¿qué estás haciendo? —pregunto.
—No es asunto tuyo.
Oh, mierda. Esto no está
sucediendo. No delante de Lenny y Julio y
mi hermana. Y no delante de Mariana, que odia el drama de Luna más que nada.
Quiero que se olvide de mi pasado, no que lo recuerde.
Luna lanza uno de los discos, apuntando directamente a las bolas
de Jaime. Jaime apenas esquiva el disco, toma otro trago de lo que tiene en el
frasco, y mira a su prometida directo a los ojos.
—Hagamos un concurso.
Los ojos de Lenny se iluminan. Al tipo le encantan los desafíos
más que nada.
Julio se inclina hacia mí y me dice de manera que nadie más pueda
oír:
—¿Estos son tus amigos? Todos están jodidamente locos.
Y esto viene de un tipo que ha estado en la cárcel por robo y
lavado de dinero.
—Te diré algo —dice Jaime, poniéndose muy enojado con Luna ahora.
Puedo notarlo porque su cara está poniéndose toda roja y manchada. Eso sólo
ocurre justo después de que se ejercita o cuando está realmente enojado—. Si
gano el siguiente hoyo, la boda estará de nuevo en marcha. Si tú ganas, eres
libre de cancelarla y estar con Peter.
Uhm, no está sucediendo.
—Jaime, no seas un idiota —le digo, pero él no escucha. No sé si
está en el máximo nivel de borracho. Él definitivamente no está siendo él
mismo.
—De acuerdo —dice Luna, ignorándome—. Pero no es una pelea justa.
—Bien. Tú eliges a quien tira por mí, y elijo quien tira por ti.
Mariana intenta ocultarse detrás de mí.
—Elijo a Mariana. Ella tirará por ti —dice Luna con los dientes
apretados.
—Entonces elijo a Eugenia —dice Jaime.
—¿Puedo optar por quedarme fuera? —Mariana les pregunta.
Un Jaime con cara roja y una furiosa Luna dicen "no" al
mismo tiempo.
—Chicos, sólo bésense y reconcíliense ya —les digo—. Estás
embarazada, Luna. Y no va a suceder nada entre nosotros, así que supéralo.
—Cállate, Peter —dice Luna, con el veneno en su voz.
—Ya lo tengo —dice Mariana, con una mirada feroz y decidida en su
rostro.
Lo entiendo.
Mariana está luchando por mí. Ella me quiere ganar, sin rodeos.
¿No se da cuenta que ya me tiene, y no tiene que pelear?
Veo con asombro cómo mi chica toma un disco en la mano y va a la
"T"*.
—Mariana... —digo—. Uhm… Agarraste un lanzador. Eso no va a ir
demasiado lejos.
Sostengo otro disco para ella, que toma murmurando un ―gracias‖.
Mariana toma una respiración profunda, entonces se permite
arrancarlo con un gruñido impresionante. Ella se estremece cuando se vira a la
derecha y casi aterriza en unos arbustos.
Su mano vuela a su boca con horror.
—Buen tiro, nena —bromeo.
—No es divertido —dice ella, tomándose esta competencia demasiado
en serio.
Mi hermana es la siguiente. Julio trata de darle algunos consejos,
pero no estoy seguro de que mi hermana gemela quiera que Luna gane. Mi hermana
azota el disco, pero también gira y aterriza en los arbustos.
Oh, hombre, esto es una
tortura.
Al final, están a la par. Mi hermana sostiene su lanzador mientras
que Mariana sostiene el suyo.
—Espera —dice Mariana antes de que Eugenia apunte a la cesta de
metal.
Eugenia se queda quieta.
Mariana sostiene su disco a su costado.
—No puedo hacer esto.
—Yo tampoco —añade Eugenia.
Mariana cojea hasta Luna.
—Yo no juego con la vida de las personas como tú.
¡Muy bien, chica!
Mariana deja caer el disco a los pies de Luna.
—Si lo dejas ir y no regresa por ti, no era la persona con la que
debes estar. Es una lección que aprendí en primer grado.
Hombre, mi chica es una chica dura, cuando ella quiere serlo. Me
pregunto si tiene algo que ver con las grandes y cómodas pantaletas de abuela
que ella trae puestas.
Mariana se aleja cojeando, con mi hermana a su lado. Me recuerda a
cuando éramos niños y que eran inseparables. Me gusta que ellas estén
resolviendo cómo ser amigas de nuevo.
Observo hasta que Mariana y Eugenia están fuera de vista.
—Me voy de aquí —dice Luna, apresurándose hacia su coche.
—Yo también —dice Jaime, girándose a prisa hacia el suyo.
Yo me planto delante de él.
—No puedo dejar que hagas eso.
—¿Por qué no?
—Porque estás borracho. No puedo dejar que conduzcas mientras
estás jodido.
—Fuera de mi camino, Peter, y no seas un idiota.
—Soy un idiota también —dice Lenny—. Porque no te dejaré conducir
tampoco.
—Dale a Peter tus llaves —Trish le ordena a Jaime—. ¡Ahora!
Damon el consejero estaría orgulloso de nosotros los inadaptados
reiniciándonos. Lástima que no esté aquí para vernos a todos en acción.
sencillamente ME ENCANTÓ!!!!
ResponderEliminarhay yo amo esta nove!! no quiero que se termine!
ponele unos capitulos más en que todo ya esté bien y ellos todos disfruten de paradise...
más nove
Habiendo pasado todos ellos tanto dolor ,aprendieron la lección .Las malas decisiones k uno toma ,y ahí se ven los k verdaderamente son tus amigos.
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