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Mariana.
Estoy haciendo la colada en la mañana cuando suena el timbre.
Cuando abro la puerta, Peter está de pie en mi porche con una taza humeante en
las manos.
—Hice café —dice, tendiéndomela—. Me olvidé de cómo te gustaba,
así que le puse un poco de leche y azúcar. Si tuviese el dinero, habría salido
a comprarte algunas cosas para acompañar.
—No las necesito. Ya lo sabes —siento que todo está yendo
perfectamente a su lugar, y me da miedo. Agarro la taza y lo invito a pasar—.
Tú no necesitas hacerme el café en absoluto.
—Yo quería. Además, me imagino que podemos hablar con tu madre y,
ya sabes, darle las noticias acerca de lo nuestro.
—Ella ya está en el trabajo —le digo mientras él lleva la cesta de
la ropa a la sala de estar—. Los domingos por la mañana tienden a estar más
ocupados en el restaurante.
Todavía no estoy segura de cómo va a reaccionar mi mamá cuando
ella no sólo se dé cuenta de que Peter está de vuelta en Paradise, sino que
también somos pareja.
Una pareja.
Todavía estoy tratando de acostumbrarme al hecho de que hemos
decidido hacer las cosas oficiales. Es raro que él esté aquí, en mi casa, y que
me traiga café porque pensó que querría.
—¿Todo fue bien ayer por la noche después de que me fui? —le
pregunto mientras saco una camiseta y la doblo.
Él se apoya en el borde del sofá, observándome. —Le dije a mi papá
y a Eugenia sobre nosotros. Dejo de doblar y me agarro a mí misma. —¿Qué
dijeron? Se encoge de hombros. —No importa. Sí que importa. Pero sé que lidiar
con su familia es un tema difícil, así que no lo presiono más. La última cosa
que quiero es causarle más estrés. Él está tratando lo suficiente con lo de su
vuelta a Paradise. —¿Cuáles son tus planes hoy? —tomo la taza y bebo el café
caliente y suave. Tiene un toque de vainilla. Miro a Peter por encima del
borde, desearía que el tiempo no corriese cuando estamos juntos… Cuanto más
juntos estamos, más quiero estar con él. —Me preguntaba si quieres ir a pasar
el rato —dice. —Claro. ¿Qué quieres hacer? Sé que Lenny y Julio se están
quedando contigo, así que estoy segura de que no puedes abandonarlos todo el
día.
—Vamos a jugar al frolfing. Ya sabes, golf con disco5. —¿Frolfing?
—nunca he jugado al frolfing antes. Ni siquiera estoy segura de poder jugar
debido a mi cojera—. ¿Por qué no van tú y los chicos a jugar a eso, y nos
encontramos nosotros después? Peter niega con la cabeza. —Mariana, tú vas. Es
algo parecido a una cita. Jugaremos en parejas. —¿Algo como una cita? —Sí.
Prepárate, porque nos encontraremos en el campo a las once. —Nunca antes he
jugado. Vamos a perder. —Ya me parecía. Instintivamente le tiro lo que estoy
doblando. Ups. Un par de bragas, las captura con una mano y las sostiene. Son
de un color neutral, sin ningún tipo de diseño. —Por favor, di que estas son de
tu mamá.
5 http://thefangedkanga.files.wordpress.com/2010/03/discgolf2_eliza1.jpg
—Son mías.
Una de sus cejas se levanta.
—Mariana, se supone que las bragas son sexys. Estas no. Espero que
tengas una de cada color para llevar a España.
Se las arrebato y las tiro a la parte inferior de la cesta.
—¿Qué pasa con mi ropa interior?
—No es sexy.
—Es cómoda.
Eso hace reír a Peter.
—Sólo estate lista a las once. Disfruta el resto del café antes de
que se enfríe.
Una hora más tarde, está de vuelta para recogerme. Él tiene un
montón de discos en una mochila. Me trago mi inseguridad de jugar porque Peter
se ve ansioso de unirse a ellos.
Para mi sorpresa, Trish y Eugenia vienen con nosotros, así como
Lenny y Julio. Es genial ver a Trish, pero... ¿ella y Lenny son pareja? Están
discutiendo sobre algo, y Eugenia y Julio están caminando por delante de
nosotros, obviamente, teniendo una conversación privada y seria.
Supongo que todos somos un montón de parejas que no concuerdan
realmente.
—¿Dónde está Erin? —pregunto a Trish.
—Mi madre la llevó al médico hoy para una ecografía —explica
Trish—. Esperamos que tenga una niña. Los chicos son brutos. —ella gesticula
hacia Lenny—. Mi caso es un buen ejemplo.
—Tú no me has visto ser bruto, niña —dice Lenny.
—Tampoco quiero.
—Explícame como se juega —le digo a Lenny, desviando la discusión.
Lenny parece ser el experto jugando al frolfing en nuestro grupo.
—Es simple. Es como jugar al golf, pero con discos en lugar de
pelotas de golf. En vez de dieciocho hoyos de golf, hay dieciocho cestas de
metal. El objetivo es hacer la menor cantidad de intentos para cada canasta.
¿Lo entiendes?
—Eso creo.
Peter toma mi mano con la suya mientras caminamos al parque. Ni
una sola vez me siento como si estuviera frustrado porque no puede moverme más
rápido. De hecho, todo el mundo desacelera su ritmo para que coincida con el
mío.
Sólo Eugenia parece incómoda. Cada vez que mira hacia mí mientras
camino, rápidamente mira hacia otro lado. Ella sabe que yo sé que ella fue
quien me golpeó, pero no hablamos sobre ello. Sé que hablar de ello sacaría las
heridas abiertas de ambas, así que evito el tema.
¿Estoy furiosa porque Eugenia
me atropelló? Sí, pero no puedo cambiarlo, y
sé que ella no lo hizo a propósito. Me tomó mucho tiempo aprender a aceptar lo
que me pasó. Eso solía comerme todos los días. Estaba furiosa y alterada y
sentía tanta lástima de mí misma que casi dejé de recordar de qué se trataba la
vida.
Entonces Peter salió de la cárcel, y aprendí que valía la pena
vivir. Él me hizo darme cuenta que debía dejar de vivir en el pasado y
disfrutar del presente, no importa qué. Por ejemplo, todavía puedo jugar al
tenis, el deporte que siempre he amado con pasión, sólo tengo que jugar de
manera diferente ahora. No puedo correr, pero todavía puedo golpear la pelota
con la raqueta.
Aprendí a aceptar el accidente y el resultado del mismo. El mayor
problema es que Eugenia sigue luchando con su papel en lo que pasó esa noche.
Me gustaría que ella confesara y dijera al mundo que ella fue
quien me golpeó, pero hacer eso tiene consecuencias importantes. No estoy
segura de que ella esté lista para esas consecuencias. Podría nunca estarlo.
En el campo de frolf, Peter me entrega tres discos.
—Uno es para largo alcance, uno es para alcance medio, y este es
un palo para golpear los discos, sólo úsalo cuando estés cerca de la cesta.
—Lo tengo.
—Para que lo sepas, Lenny, esta no es una cita —Trish dice.
—Entonces, ¿qué es?
—Soy yo sintiendo lástima por ti, porque eres un perdedor.
Lenny lanza su disco en el aire y lo atrapa.
—Está bien, Trish, por tanto si soy un perdedor no te importará
hacer una apuesta conmigo. Si gano, reconocerás que esta es una cita y tienes
que prometer gritar desde tus pulmones que soy un maldito semental y que
tuviste un flechazo conmigo desde que me conociste.
—¿Y qué si yo gano? —Trish pregunta, frotándose las manos. Hay
fuego en sus ojos.
—Ponle nombre a tu precio.
Hago una mueca de dolor. Tengo miedo de que Lenny y Trish se
desafíen entre sí, porque siempre que están involucrados es seguro que haya
drama y locura.
—Si gano —Trish dice—, tienes que venir a mi casa y limpiar mi
cuarto... y todos nuestros baños. Durante una semana —cruza los brazos sobre su
pecho, luciendo muy satisfecha de sí misma.
—Muy bien —dice Lenny.
—Bien —dice Trish—. Vamos a estrecharnos las manos.
—Oh, no. Vamos a besarnos.
Él pone su brazo alrededor de su cintura y la atrae hacia
adelante. Pensé con certeza que Trish le daría una cachetada o un rodillazo en
la ingle, pero no lo hace. Ella le devuelve el beso. Me volteo, porque es
baboso y ellos hacen ruidos que sólo deben hacerse en privado.
—Puaj, acabo de perder el apetito —Julio se mete en la
conversación mientras observa a Trish y Lenny besuquearse—. Sepárense antes de
que Eugenia y yo los abandonemos y nos vayamos a otra parte.
Cuando él dice eso, Luna aparece caminando en el campo de frolf.
—Hey —dice ella—. Siento llegar tarde.
Me aparto de Peter.
—¿Tú la invitaste?
—Sí —él dice—. Lo hice.
Peter está loco!!!¿en k rayos piensa al invitar a Luna?.Todo iba bien para todos ,y ahora.....
ResponderEliminarEsta mal o que? Como va a invitar a Luna? Que le pasa?
ResponderEliminarMAS NOVEE
@sarapinyana