Mariana.
Mi madre se va a casar. Bueno, ella se casará después de que Lou
le proponga matrimonio en algún momento de este fin de semana. Saco algunos
artículos del escritorio sobre el parque de Paradise. Quiero escribir una carta
a Vanessa. No quiero que ella piense que me olvidé de la promesa de escribirle.
Me siento apoyándome en el gran árbol en el parque donde Peter y
yo nos besamos por primera vez. Me siento en paz aquí, y me pregunto si Peter
lo está haciendo bien en Arizona o dondequiera que esté.
Escribo sobre el viaje de Re-COMENZAR, y le digo a Vanessa sobre
cómo Lou me pidió permiso para casarse con mi mamá. Pensé en escribirle una
pequeña nota, pero al final me dejo llevar. Le hablo de Peter y Trish y
Lenny... para entonces he llenado el anverso y reverso de tres páginas.
Cuando llego a casa, Matt me llama. Él está muy nervioso acerca de
ver a su novia de nuevo.
—Te necesito como un parachoques —dice Matt—. Becca aceptó salir
conmigo mañana por la noche. Te necesito allí.
—No voy a ser el tercero en discordia, Matt —eso es lo último que
quiero.
—Las cosas con Becca han estado tensas desde el accidente. Sé que
ustedes dos se llevaran bien... sólo... vamos, Mariana. Es necesario que me
ayudes a romper el hielo. Porfaaaa. Ya sé que no te vas a ir a España, hasta
dentro de un par de semanas. ¿Qué otra cosa estás haciendo aparte de estar de
mal humor por Peter?
—No estoy enfadada.
Se ríe.
—Muy bien, ¿qué has hecho desde que llegaste de Re-COMENZAR?
—Desempaqué las maletas.
—¿Y...? Llevas en casa más de una semana.
—Y fui a ver los narcisos de la Señora Reynolds.
—Suena como algo rápido hasta ahora. ¿Y?
—Escribí una carta.
Matt se vuelve a reír.
—Sí, veo que tienes la vida más emocionante. Me sorprende que
tengas tiempo para hablar conmigo por teléfono.
Está bien, quizás Matt tiene razón. Debo salir con él y Becca
mañana, y demostrarme a mí misma que no estoy viviendo en el pasado.
—Está bien, está bien —le digo a Matt—. Pero, ¿a quién encontraré
para salir conmigo?
—Tengo una idea.
—Oh, no. Siento un dolor de cabeza aproximándose.
—Sé aventurera —dice Matt, totalmente emocionado—. Te voy a
encontrar una cita. Dame tu dirección y estate lista para salir mañana a la
noche a las seis.
Después de colgar, me voy a mi habitación. Hay una nota en mi
cama. Es de mi mamá, que me decía que mi papá llamó y quiere hablar conmigo.
Hago una bola con la hoja de papel, la tiro a la basura, y me siento en mi cama
mirando el bote de basura. ¿Qué es tan importante que quiere hablar conmigo ahora?
Yo solía llamar y prácticamente rogarle por cinco minutos de su
tiempo. Le rogué que volviera a casa, pero él dijo que había seguido su camino.
¿Por qué debería darle algo de mi tiempo ahora? Él no se lo merecía.
Si él planeaba decirme que su nueva esposa estaba embarazada, ¿qué
es lo que espera? ¿Que salte de felicidad? ¿Soy una mala persona por molestarme
por su nueva esposa y su nueva vida sin mí? Nunca me invitó ni una vez a Texas
para visitarlo. Nos dejó a mí y a mi madre al mismo tiempo.
Pero ¿y si está enfermo? ¿Y si no es que va a tener un hijo, sino
que tiene cáncer o alguna otra cosa incurable? Odio a mi papá, pero aún lo
quiero. Sé que no tiene sentido, pero de nuevo, no hay nada en mi vida que
tenga sentido últimamente.
Me siento como una hipócrita diciéndole a mi mamá sobre darle otra
oportunidad a Peter cuando no estoy dispuesta a darle a mi padre otra
oportunidad. Cojo el
teléfono y marco el número de mi padre. Aguanto la respiración
cada vez que el teléfono suena.
—Cariño, ¿eres tú?
Me siento adormecida cuando escucho su voz. No excitada, ni
enojada, ni con ansiedad. Sólo adormecida.
—Sí, soy yo. Mamá dijo que te llamara.
Espero por la gran noticia que tiene que decirme.
—He estado tratando de ponerme en contacto contigo las últimas semanas.
Tengo noticias —dice, luego hace una pausa.
Me preparo para ello. Ahí viene…
—Me estoy divorciando —deja escapar.
Caramba, no esperaba oír eso.
—Lo siento.
—No te preocupes. A veces estas cosas funcionan, y a veces no lo
hacen. ¿Quieres saber lo mejor?
Estoy sorprendida por su actitud indiferente.
—¿La mejor parte? —hago eco de su pregunta.
—Me mudaré de nuevo contigo y tu mamá.
¿Qué?
No.
Es un error.
Debo haber oído mal.
—¿Vas a volver? ¿A nuestra casa?
—Sabía que estarías emocionada.
—¿Lo sabe mamá?
Él da una risa nerviosa.
—Por supuesto que ella sabe, tonta. ¿Mariana no son grandes
noticias? Vamos a ser una familia otra vez.
—Sí —digo sin emoción. Estoy aturdida, y siento que todo mi mundo
se acaba de inclinar sobre su eje—. Eso es, uhm… genial.
—Volaré el jueves, y los de la mudanza llegarán el viernes para
llevar mis cosas de vuelta. Tengo que hacer las maletas y envolver aquí las
cosas, así que te veré la próxima semana. Adiós, cariño.
Como es habitual, cuelga antes de que yo pueda regresarle el
adiós. Espero con impaciencia hasta que mi mamá llega a casa a las seis. Antes
de que pueda quitarse el uniforme de camarera. La acorralo en el pasillo.
—¿Por qué dejas que papá venga a vivir aquí?
—Lo llamaste —dice ella, señalando lo obvio. Poco a poco se quita
el delantal y las cosas de su brazo.
—Porque se está divorciando y quiere volver a intentarlo.
—¿Así que vas a dejarlo? Nos dejó, mamá. Nos dejó y no miró hacia
atrás.
—Él está mirando hacia atrás ahora.
Quiero darle a mi papá una segunda oportunidad, pero luego me doy
cuenta que él tuvo muchas oportunidades de volver y que no lo hizo. Tengo la
sensación de que sólo se quedará aquí hasta que venga algo mejor.
—¿Qué pasa con Lou?
Empieza a subir las escaleras.
—Lou es genial, pero él no es tu papá. Siempre dijiste que querías
que fuéramos una familia otra vez, Mariana. Tu papá es el hombre con el que me
casé.
—Él es el hombre que se divorció de ti. Y te sustituyó.
Se da la vuelta y me señala con un dedo.
—No me faltes al respeto. Tu padre ha cometido un error. Él quiere
hacer las cosas bien.
Tengo lágrimas en los ojos.
—Lou ha hecho más de padre que mi propio padre. Él te hace feliz.
Él nos hace felices. No lo entiendo, mamá. Simplemente no tiene sentido.
Se detiene cuando llega a la parte superior de la escalera.
—Rompí con Lou esta noche. Le dije que tu padre regresaba.
Terminamos.
Esto no puede estar pasando. Justo cuando las cosas iban a estar
bien, todo va mal. Presiono las manos en mis ojos, tratando de dejar fuera al
mundo. Pero no se trata de mí. Se trata de mi mamá.
Voy cojeando tan rápido como puedo hasta el final de las escaleras
y la envuelvo en un gran abrazo. Me pongo a llorar.
—Sólo quiero que seas feliz, mamá.
Ella me abraza y me aprieta fuerte. Está llorando también.
—Yo también quiero ser feliz.
Estamos aquí, llorando y abrazándonos lo que parece ser para
siempre. Somos dos mujeres que se las han arreglado por sí mismas mucho tiempo.
Cuando suena el timbre, nos asustamos.
Mi mamá se seca los ojos con la falda de su uniforme y se dirige
hacia abajo para abrir la puerta.
—¡Lou! —dice, sorprendida.
Lou sostiene un enorme ramo de rosas rojas en una mano y una caja
de anillo en la otra. Se arrodilla en el porche, y noto que sus ojos están
enrojecidos e hinchados como si hubiera estado llorando.
—Cásate conmigo, Linda —abre la caja del anillo y toma la mano de
mi mamá con suavidad con la suya—. Por favor, dime que no llego demasiado
tarde.
PERDON AYER NO TUVE INTERNET
Que diga que siiii!!!!
ResponderEliminarMAS NOVEE
@sarapinyana
Hay que lindo Lou!
ResponderEliminarOjala y acepte!
que diga que si qued diga que i el papa de lali no merece nada!°
ResponderEliminarTiene razón Lali,Lou hizo en poco tiempo ,mucho más x ellas k su verdadero padre.
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