novela: triunfo del amor capitulo 4 primera parte

LALI se volvió hacia Peter y dijo, con la mirada brillante: —Voy a preparar la comida hoy. ¿Qué quieres comer? Pero él no estaba interesado en la comida. La observaba casi como si fuera una extraña, como si intentara ver lo que maximo recca había visto: una chica joven, viva y hermosa y muy atractiva sexualmente para los hombres. Los ojos de Peter recorrieron la del­gada silueta de Lali, recordando la primera vez que la había visto, cuando llevó a un amigo a la clínica en donde Lali empezaba a trabajar. Quizá lo que sintieron no fue amor a primera vista, pero sí una atracción física inmediata; una atracción que se volvería muy poderosa y que se convertiría en amor; un amor que para Lali siguió creciendo aun después de saciar el deseo físico.

Pero, ¿había sido así para Peter? Lali sabía que él la había amado pero no con el amor avasallador que ella sentía. Si hubiera sido así, quizá habría abandonado las carreras cuando se lo pidió. La atracción física nunca murió y siempre les resultaba muy excitante hacer el amor... hasta que Peter empezó a usarlo como un arma, un medio para callarla cuando peleaban o para apaciguarla y distraerla cuando trataba de abogar por su causa de forma serena y racional.

Y parecía que la atracción aún existía, por lo menos para Peter, ya que se le ensombreció la mirada al recorrer a Lali, y los labios se le secaron.

—¿Por qué no le has dicho quién eres? —inquirió Peter con voz ronca.

—Lo he hecho. Le he dicho que soy tu enfermera.

—No seas obtusa. Sabes lo que quiero decir.

—está bien —Lali se encogió de hombros—. ¿Qué sentido tendría? Ya no estamos casados, ¿por qué voy a decir que lo estuvimos? Después de todo, ya no somos nada el uno para el otro —le escudriñó para ver su reacción y no se decepcionó.

Peter frunció el ceño al comentar:

—¿Siempre usas tu nombre de soltera?

—Sí, siempre.

—Todavía tienes derecho a usar mi apellido —señaló, mirándola con rabia contenida—. Sigue siendo tu nombre legal.

—No estoy de acuerdo —Lali negó con la cabeza—. Ya no soy tu mujer, así que no creo que tenga derecho ni necesidad de usar tu apellido. Nuestros... lazos están rotos. Tenemos vidas separadas. Es... casi como si nuestro matrimonio nunca hubiera ocurrido, así que...

La risa burlona de Peter la interrumpió.

—¿Es eso lo que pretendes? ¿Fingir que nunca ha sucedido? Dios mío, si puedes engañarte hasta pensar eso....

—No, no trato de hacerlo —Lali escondió las temblorosas manos en el jersey—. Pero a veces me parece tan irreal. Casi un sueño —le miró—. O una pesadilla.

—estoy de acuerdo contigo, pero no puedes borrarlo —añadió con brusquedad—. El recuerdo... el fracaso, siempre estará presente.

—¿Todavía? —Lali abrió mucho los ojos—. ¿Después de todo el tiempo que llevamos separados?

—El fracaso no es algo que pueda olvidar —señaló—. Y no ha pasado tanto tiempo, llevamos divorciados menos de un año.

Ambos guardaron silencio hasta que Peter lo rompió.

—¿Te ha pedido que salgas con él maximo recca?