—Creo que esto merece una celebración. Vamos a tomar algo—sugirió la señora enjugándose los ojos. Fueron al cuarto de estar y Claudia preparó las bebidas—. Eres el único rayo de esperanza que me queda.
Empezaron a hablar de mujer a mujer, y la vieja relación que la había hecho precavidas al principio, se volvió cosa del pasado. Minutos después las interrumpió un timbre que sonaba con fuerza en toda la casa.
—Ése es Peter. Necesitará algo —Claudia se levantó de golpe.
—Siéntate, no te preocupes.
—¿Vas tú? —la señora se sentó de nuevo.
—Sí —el timbre volvió a sonar con impaciencia, y Claudia miró a Lali con ansiedad.
—¿No vas a verle?
—Los inválidos son como los niños. Claudia —dijo negando con la cabeza—. Creen que el mundo debe girar en tomo a ellos y que si quieren algo deben dárselo en seguida. Como verás, sólo piensa en eso. Voy a subir, pero con calma.
Después de unos minutos, Peter dejó el dedo pegado en el timbre. Lali, furiosa, subió al cuarto.
—¿Qué quieres? —inquirió con brusquedad.
Peter dejó de apretar el timbre y la miró con un brillo de triunfo en los ojos.
—Para empezar, a ti no.
—Bien —Lali se dirigió a la puerta.
—¡Espera!
La chica hizo una pausa y le miró de nuevo.
—¿Has cambiado de idea? —se burló.
—Mándame a Agus —Peter apretó la mandíbula.
—Esta bien. A partir de ahora si me llamas a mí, toca el timbre una vez; si llamas a Agus, dos veces.
—Tocaré el timbre tantas veces como quiera.
—En cuyo caso, lo desconectaré y ya no vendrá nadie hasta que lo creamos necesario —le dijo Lali con dulzura y miró el cuarto—. Y mañana haremos aquí algunos cambios —con esa réplica, salió del dormitorio.
Agus estaba en el garaje, lavando el Ferrari que no tenía ni una pizca de polvo en la superficie rojo brillante. Era una tarea inútil; Peter nunca lo conduciría de nuevo y no dejaría que nadie lo usara, pero Lali no comentó lo que pensaba cuando le dijo a Agus que le llamaba Peter.
Cuando el mecánico bajó del dormitorio de Peter, media hora después, Lali le llamó desde el cuarto de estar, sentada tras un escritorio con una pila de papeles delante.
—¿Planeamos el horario ahora?
Él aceptó a regañadientes, pero cuando vio que Lali mantenía gran parte de la rutina que llevaba, empezó a suavizarse un poco.
—Le levanto todas las mañanas a las ocho y media —explicó el hombre. Entonces la señora Lanzani le lleva el desayuno y si no esta, la señora Campbell lo prepara y se lo llevo yo.
La señora Campbell era el ama de llaves que había trabajado para la familia durante años, mucho antes de que Agus fuera el mecánico de Peter. Pero durante el matrimonio, la mujer se había ido a vivir a Uxton, aunque había mantenido lazos con la familia ayudándoles cada vez que la necesitaban. Después la señora Campbell había vuelto para trabajar a tiempo completo, aunque ese día no estaba en la casa.
-Le llevo la comida –prosiguió Agus-. Y luego... le cuido y a veces me quedo un rato con él. Por la tardes, antes de la cena, le doy un baño con una toalla y ...
-¿De verdad? –le interrumpió Lali sorprendida-. Dios mío, no sabía que fueras tan versátil. ¿En dónde has aprendido a hacer todo eso?
-Me enseñó una de las enfermeras –contestó sombrío-. Pit no la soportaba. Decía que había aprendido enfermería con la inquisición española. Así que yo le he atendido desde entonces-finalizó.
-Tiene mucha suerte de que estés con él –dijo ella con amabilidad.
—Peter no quiere que nadie, salvo yo, se le acerque.
-No... pero yo no soy cualquiera, ¿verdad Agus? –Lali le sostuvo la mirada. No esperó a que él replicara y continuó-. Bueno, ¿quién le lleva la cena?
-La señora Lanzani suele llevársela y cebar con él. Suele quedarse con su hijo por la noche, o si no, me quedo yo y le preparo para que duerma –hizo una pausa y luego añadió-: A veces Peter no quiere que nadie le acompañe. Y claro, si quiere que yo esté aquí durante el día, subo y le veo. Y si no hay ninguna enfermera, entonces voy un par de veces por la noche para darle la vuelta.
-Así que trabajas más o menos veinticuatro horas al día. Bueno, eso no seguirá así. Debes estar exhausto. Porque vivas aquí no tienes que estar todo el tiempo disponible. Tienes derecho a tener un poco de tiempo libre.
Él empezó a protestar pero Lali fue tajante.
—Peter tiene que intentar ser autosuficiente. Si sabe que irás corriendo cada vez que quiera algo, nunca hará las cosas solo. Hay que ser duro para ser eficaz. Tenemos que sacarle de su apatía, Agus —no parecía muy convencido, así que le preguntó—: ¿Quieres seguir cuidando los coches que quizá nunca vuelva a conducir?
—Se pondrá bien —protestó el mecánico—. Sólo es cuestión de tiempo.
—No, así no. Ya se ha dado por vencido. Lo has visto, ¿no? Y si no sale de esto pronto, yacerá allí hasta la muerte.
Él la miró y en seguida asintió.
—Sí, quizá tenga razón. He estado esperando lo imposible. Me cuesta creer que se haya rendido.
Así, planearon una nueva rutina y Lali hizo que Agus le prometiera que la cumpliría con rigidez durante la primera semana.
—Ya no vas a ir corriendo a verle cada vez que te llame —le advirtió la joven—. Si de verdad te necesita, te lo haré saber.
—Está bien —Agus hizo una mueca—. Me vendrá bien dormir una noche completa.
Cuando se fue, ella se dirigió al estudio, sacó la máquina de escribir y empezó a mecanografiar el horario, golpeando las teclas tan fuerte como pudo, pues la habitación se hallaba justo debajo del dormitorio de Peter. El timbre sonó inmediatamente con un largo e imperioso zumbido.
comentarios aquí o en twitter: @pupy_angelita
jajaja me matò peter con el timbre!
ResponderEliminarYo todavia quiero saber porque se divorciaron peter y lali! :D
Mas noveeeeeeeeeee
Besos
@porLali_ITALIA