Había luz debajo de la puerta de Peter, una hora después cuando Lali subió a acostarse. Llamó y entró. Él la miró y luego miró al techo. Ella revisó la lista de las medicinas y le iba a tomar el pulso, pero Peter metió el brazo bajo la sábana.
—¿Necesitas algo?
—No —replicó Peter.
—¿Has tomado una píldora para dormir?
—No.
—¿Quieres una?
—Ya he dicho que no —dijo con brusquedad.
—Como quieras —Lali volvió a conectar el timbre y puso el interruptor donde Peter pudiera alcanzarlo con facilidad—. esto sólo es para emergencias, ¿de acuerdo? No para que esclavices a todo el mundo con tu terquedad. Y si piensas tenerme en vela toda la noche con esto, recuerda que también despertarás a Claudia. Y ella se merece mejor trato de tu parte.
Él no contestó, sólo la miró con furia. Lali se dirigió a su cuarto y dejó las puertas entreabiertas.
Lali habría tomado con gusto un somnífero. Se sentía muy rara de nuevo en la casa donde Peter y ella habían sido tan felices. Y también resultaba doloroso. Pero los recuerdos felices prevalecían. Aquellos primeros años que estaban tan enamorados y tan ansiosos de demostrarse amor. Lali se encendió al recordar esas noches de pasión. Y no sólo en la casa, sino también en el bosque, con la luna que iluminaba sus cuerpos y el sol que los bañaba con su calor.
¿Acaso Peter jamás abrazaría otra vez así a una mujer, llevándola a las cumbres de la excitación? Sí, quizá algún día, si ella podía devolverle la dicha de vivir. Pero no sería Lali. La odiaba tanto que ni siquiera soportaba tocarla. Ella podría devolverle el entusiasmo por la vida, pero sería para el amor de otra mujer. Pero estaba bien, siempre y cuando él fuera feliz y se mantuviera vivo.
Algo la despertó más tarde y Lali se sentó en la cama y escuchó. Miró el reloj, eran las dos de la mañana. Encendió la luz, se puso la bata y se dirigió al cuarto de Peter descalza. A media noche le había visto pero estaba dormido. Ahora, yacía despierto, boca arriba y tenía los brazos extendidos con rigidez sobre la colcha y las manos cerradas, maldiciendo una y otra vez al destino que lo había dejado inválido.
Lali se quedó en el umbral, preguntándose si debía irse y dejarle solo, pero decidió que su violento enojo podría desahogarse mejor.
—¿Te compadeces de tí mismo? —preguntó con calma.
—Lárgate —se quedó inmóvil inmediatamente.
—Deberías haber tomado una píldora para dormir.
—Vete —gruñó.
—¿Quieres que te dé la vuelta?
—¡No!
—¿Quieres hablar?
—¿Contigo? En absoluto —se burló Peter.
Lali se dirigió hada el otro lado de la cama y él la siguió con la mirada.
—Pensaba que ibas a pintar la casa este año —dijo Lali por hablar de algo—. Deben haber pasado tres o cuatro años desde la última vez que pintaste. La casa empieza a parecer descuidada.
-Lo que haga con la casa no es asunto de tu maldita incumbencia.
—¡Cuántas maldiciones! —le reprendió acercándose a la cama—. ¿Y qué bien te hace? ¿Crees que estar ahí tumbado maldiciendo te va a servir de algo?
—Me hace sentir mejor, maldita seas —se interrumpió, al darse cuenta de que había vuelto a vociferar.
—No es cierto. Nada te hace sentir mejor, Peter, porque no quieres que nadie te ayude; sólo quieres estar tendido allí y regodearte con tu propia desdicha.
—Maldi... —Peter extendió hacia ella su mano izquierda, pero Lali se alejó un poco.
—Eres un cobarde —le criticó—. Siempre he pensado que eras el hombre más valiente que conocía, pero no eres más que un redomado cobarde. Ésta es la primera vez que te hieres y...
—¡Cállate! —gritó Peter cogiéndole la muñeca echando el cuerpo hacia delante—. ¡Maldita perra! ¿Qué diablos he hecho para merecer esto? Volviste un infierno mi vida, pero no dejaré que lo hagas de nuevo, ¿me oyes?
Él hundió los dedos en la muñeca de Lali y la lastimo aunque estaba débil. Lali inhaló con fuerza y dijo:
—Pero no puedes detenerme. Como muy bien dijiste, estás a mi merced. Y puedo decirte y hacerte todo lo que quiera.
—No estés tan segura —ejerciendo toda su fuerza, tiró de ella hacia él, y los músculos de su cuello se tensaron al sentir la resistencia de la chica.
Ella le dejó proseguir hasta que vio que el sudor perlaba su frente y le dijo:
—¿Qué estás tratando de probar, Peter? Bien, me has cogido. ¿Y qué? Me puedes hacer un poco de daño —le miró con desafío—, pero yo te puedo herir mucho más.
La miró con furia.
—Si lo haces, pondré estas manos alrededor de tu hermoso cuello y te ahorcaré. ¡Maldita sádica...!
Lali de pronto se liberó, jadeante y se burló de él.
—Recurriendo a la violencia física. ¡Qué distinto del Peter Lanzani civilizado y seguro de sí que todos conocimos y amamos! O por lo menos, que algunos de nosotros amamos —se rió para ofenderle—. No tienes el valor de enfrentarlo; ¿verdad? Has estrellado tu coche, Peter. Eso es todo lo que ha pasado... un accidente automovilístico, no el fin del mundo —Peter trató de cogerla de nuevo pero ella retrocedió y se burló de él—. Y tuviste suerte, ¿verdad? estás vivo. Recuérdalo la próxima vez que vayas a compadecerte de ti mismo.
—Te haré pagar por esto —replicó Peter—, aunque sea lo último que haga.
—Es probable —le retó y se rió—. Pero por lo menos ya no podrás molestarme en un aspecto.
—¿Qué quieres decir? —frunció el ceño, intrigado.
—Que ni Agus ni yo vendremos a darte la vuelta jamás. Lo acabas de hacer tú mismo.
Peter la miró fijamente y abrió aún más los ojos. Lali salió del cuarto rápidamente.
me matò el final!
ResponderEliminarMas noveeeee
Besos
@porLali_ITALIA
Me encanta la novela,toca un tema k uf,es fuerte,pero opino k Lali hace lo correcto,yo lo haria igual.Me toca d cerca ,pero no lo vivo,pero al escuchar a mi primo(su hijo d 20,tuvo el accidente),decir k es una desgracia ,me mata ,y lo enfrento diciendole k no es una desgracia ,k su hijo esta vivo,y hablando d esa manera, no va a conseguir k su hijo salga adelante,cuando ,se pueden utilizar,las demas extremidades y los sentidos.Es muy joven para abandonarse y lleva asi como 7 años .Perdon,la novela me hizo descargarme.
ResponderEliminarchari ni hay problema me alegro que te haya gustado y seguramente esto sirva tiene muchas moralejas que sirven de mucho es por eso tmb que decidi subirla
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