Apretó los pétalos en su mano y los arrojó lejos. Eso era el pasado, y había terminado. Lo único que importaba en ese momento era que Peter se recuperara y cuanto más pronto, antes podría ella irse para volver a la nueva vida que se había construido.
Más tarde, Lali ayudó a Claudia a preparar la cena, pero se negó a acompañarla cuando la señora se dispuso a cenar con su hijo.
—No cena con él tú. Es probable que ya esté harto de mí por hoy —se sentó a ver la televisión, hasta que Claudia bajó—. ¿estaba muy enfadado por haberme traído? —inquirió Lali.
—Mucho. Pero le he dicho la verdad. Le he explicado que ya había tratado con todas las agencias de enfermeras, pero que las trató tan mal que nadie querría venir a cuidarle. Lo que no me dejó más -opción que recurrir a tí. Pensaba que me iba a preguntar por qué aceptaste, pero no lo ha hecho. Parece que tiene ya sus propias ideas al respecto.
Fueron a la cocina para lavar los platos y todavía estaban allí cuando bajó Agus para decirles que Peter estaba listo para dormir.
—¿Tan pronto? —Lali miró el reloj de la cocina con sorpresa—. Pero apenas son las nueve y media.
—Sí, pero no duerme muy bien —le explicó Claudia—. Esta despierto casi toda la noche. Con frecuencia le oigo moverse y veo su luz encendida.
Lali los miró y dijo con firmeza:
—Creo que será mejor que hablemos de esto. Conseguir que Peter vuelva a andar va a ser una lucha, y las batallas se ganan con más facilidad cuando se tiene una estrategia bien planeada. ¿No es cierto, Agus? Tú fuiste soldado.
Él sonrió a su pesar y asintió.
—Me parece que es sensato.
—Bien. Entonces, empecemos —Lali se sentó a la mesa de la cocina y los demás la imitaron—. Lo primero que quiero saber es dónde están Thor y Zeus —inquirió la chica nombrando a dos perros de Peter.
—Los tengo en una perrera cerca del garaje.
—No queríamos que ladraran y molestaran a Peter —añadió Claudia—. Pueden resultar agotadores cuando se está enfermo.
—Sí, pero él no lo está. Sólo está incapacitado. Y tenemos que convencer a Peter de eso también. Tenemos que mostrarle que la vida sigue a pesar suyo, y que es tan agradable e interesante que sería mejor que se reuniera con ella otra vez.
—Lali, ¿de verdad crees que podemos convencerle? —inquirió la señora con esperanza.
—Tenemos que intentarlo. Y para empezar, traeremos a los perros. Y tú dejarás de andar de puntillas y encenderás la radio, Claudia. Siempre oías música y no vas a dejar de hacerlo ahora... y cuanto más alta, mejor —añadió la chica—. este lugar está demasiado silencioso, tenemos que animarlo. No te preocupes si le molestas o si le despiertas; se supone que debe dormir de noche, no de día. Ahora, ¿qué pasa con las visitas?
—No quiere ver a nadie —contestó Claudia, triste.
—¿A nadie? ¿Ni siquiera a sus amigos pilotos?
—Algunos fueron a verle al hospital, pero como Peter se negaba, dejaron de ir. Es natural; tienen sus vidas y casi siempre están fuera del país durante el verano —explicó Agus.
—Bueno, debemos hacer que los amigos vengan de nuevo. Y no se lo preguntaremos, sólo los haremos pasar. Y cuanto más jóvenes y fuertes, mejor. Así verá lo que se está perdiendo —Lali miró a su ex suegra—. ¿Y qué hay de ti. Claudia? Solías invitar a tus amistades aquí y divertirte. ¿Todavía lo haces?
—Oh, no, no creo que sea correcto —se interrumpió y asintió—. Sí, ya entiendo, los llamaré y veré si puedo organizar una partida de cartas para mañana por la noche.
—Bien. E invita a alguien que se ría con fuerza. Quiero que Peter sepa lo que está ocurriendo.
Claudia sonrió y los ojos le brillaron. Lali se volvió hacia Agus.
—¿Y qué hay de esos veteranos fanáticos de los coches con quienes ibas al bar de aquí? Peter solía ir contigo y tomarse una copa con ellos, ¿no?
—Sí, pero no lo ha hecho desde... bueno, desde antes del accidente.
Lali adivinó que iba a decir que desde el día que ella dejó a Peter, y se mordió el labio para luego continuar con firmeza.
—En ese caso, tienes que ir. Trata de que vengan a tomarse una copa con Peter la semana próxima, por favor —Agus asintió y ella se reclinó contra el respaldo—. Bien, haremos todo eso para empezar. Y si se molesta, échenme a mí la culpa.
—¿Pero podrás soportarlo? —Claudia la miró de frente—. Necesitarás mucha fortaleza... sobre todo si todavía te importa él.
Lali se levantó y puso las manos en la mesa.
—Entonces será mejor que me muestre desapegada y fría, ¿verdad? —sugirió la chica.
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me encanta la nove,te juroo!
ResponderEliminarMas noveeeee
Besos
@porLali_ITALIA