COMO de costumbre, Agus fue a ver a Peter para darle el desayuno y arreglarle. Lali había prometido cambios y no perdió el tiempo para llevarlos a cabo. A las diez, fue al cuarto de Peter, acompañada de Agus y Claudia.
—Buenos días —le saludó fríamente y luego se dirigió a Agus—. esta cama es demasiado ancha y baja. Necesito una individual que podamos colocar sobre bloques de madera para hacerla más alta. Si no tendremos que alquilar una cama de hospital. Eso sería mejor, claro, pero...
—Ya estoy harto de camas de hospital —interrumpió Peter—. Y ésta está muy bien.
—Hay una individual en el cuarto de huéspedes —recordó Claudia—. ¿Valdrá?
—Ah, sí, ya recuerdo. ¿Puedes buscar unos tacos de madera, Agus?
Sin atender las protestas de Peter, durante la siguiente hora todos estuvieron muy ocupados cambiando las camas, y la parte más difícil fue levantar a Peter y ponerle en una silla mientras efectuaban el cambio. Las maldiciones cesaron de súbito. Lali le miró a la cara y vio que estaba tenso por el esfuerzo de ocultar un dolor agudo, pero no dijo nada. Peter se apoyó contra el respaldo, con el rostro pálido por el dolor. Abrió los ojos lentamente, apretó los dientes y sus nudillos se volvieron blancos mientras se asía con fuerza de los brazos de la silla.
Lali se volvió, pues no podía soportar verle así, y de nuevo retomó su actitud fría, pero tenía la cara casi tan pálida como Peter.
Se forzó a no mirarle otra vez hasta que la nueva cama estuvo lista. Luego fue a su lado y le puso un brazo alrededor y el otro bajo las rodillas esperando a que Agus le cogiera por el tórax. Peter no la miraba pero ella notó que se estremecía y que contenía el aliento. Por un momento, Lali pensó que le había hecho daño, pero hubo
algo en su repentina rigidez que la hizo darse cuenta de que Peter no sentía dolor. Los ojos de Lali se agrandaron y antes de que pudiera pensar algo, llegó Agus y tuvo que concentrarse en llevarle lo mejor hasta la cama.
La operación resultó más sencilla de lo que pensaba y pronto estaba sobre las almohadas, a una altura adecuada para que Lali pudiera darle terapia con comodidad, y que él pudiera ver el jardín. Con la voz un poco temblorosa, comentó:
—Creo que todos merecemos una taza de café después de esto. Bajaré a prepararlo
comentarios aqui o por twitter: @pupy_angelita
me dejas siempre intrigada,quiero mas noveeeeee
ResponderEliminarBesos
@porLali_ITALIA
Se nota k los dos se siguen amando.
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