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domingo, 18 de marzo de 2012

novela: triunfo del amor capitulo 4 cuarta parte

Él abrió los ojos, sorprendido por su tono de voz desprovista de emoción, y la acarició de nuevo tratando de excitarla, pero al ver que era inútil, la soltó. Lali se puso de pie, se ató la bata con las manos temblorosas y le encaró.
—Gracias —dijo ella con firmeza.
—¿Gracias? ¿Por qué? —arqueó las cejas.
—Por recordarme la razón precisa por la que te dejé.
Antes de que él pudiera replicar, Lali salió del dormitorio y cerró la puerta.
Durante la mañana y la tarde del sábado, Lali le dio la acos-tumbrada terapia, pero ninguno de los dos quería hablar. Peter la miraba con el ceño fruncido, y ella se mostraba fría e impersonal... como una profesional que realiza su trabajo y nada más. El deseo de ponerle celoso había muerto y Lali se arrepentía de haberle pro¬vocado. Comprobar que Peter fuera todavía posesivo después de tanto tiempo y tan vengativo cuando se ponía celoso, la había pertur¬bado y no quería repetir la experiencia. Habría roto su cita con maximo recca, si el hacerlo no significara una victoria para Peter. Pues no le apetecía salir. No había dormido en toda la noche recordando una y otra vez la escena y arrepintiéndose de haber sucumbido a su beso. Le traía demasiados recuerdos y su cuerpo la traicionaba.
Decidió que tenía que asegurarse de no volver a ser débil. Debía estar en guardia, pues Peter sabía que no era inmune a él y estaba segura de que lo usaría para atacarla.
Se echó la siesta por la tarde pero durmió más de la cuenta y tuvo que darse prisa para estar lista, algo que detestaba. Le dijo a Claudia que iba a cenar con maximo recca y al principio la señora la miró con desaprobación; pero cuando le explicó que sólo era para enfadar a Peter, Claudia se rió con regocijo. Recibió a Max con amabilidad y llamó a Lali a gritos para que su hijo se enterara.
Lali bajó y Max la observó con admiración al verla aparecer. Llevaba uno elegante vestido que había conservado de su matri-monio y un sencillo peinado que realzaba su belleza. No tenía que mirarse al espejo para saber que estaba bien. Saludó a Max con naturalidad y le estrechó la mano. Charlaron un rato con Claudia mientras tomaban una copa pero cuando llegaron los invitados a la partida de cartas, Max y Lali se fueron a cenar a un restaurante cercano.
—Es nuevo, ¿verdad? —comentó Lali al entrar—. Recuerdo que aquí había un bar bastante horrible y viejo.
—Sí, es cierto. El bar quebró hace cuatro meses —Max la ayudó a quitarse el abrigo y se sentaron a una mesa—. ¿Conoces la zona?
—Pues... sí. Viví cerca de aquí una temporada.
Max quiso hacerle más preguntas, pero el camarero les llevó la minuta y les tomó nota de las bebidas.
—¿Te gusta estar aquí? —preguntó Lali antes de que él pu-diera interrogarla.
—Mucho. Tardé un poco en acostumbrarme porque tenía mi consultorio en Birmingham. Pero prefiero estar en el campo.
—¿estudiaste en Birmingham?
Durante un rato, Max habló de sí mismo e hizo que Lali se riera con unas anécdotas que le habían sucedido en la facultad de medicina; luego pidieron la cena y él le preguntó:
—¿Y qué hay sobre ti? No se suele combinar la enfermería con la fisioterapia, ¿verdad?
—Supongo que no. Me preparé para fisioterapeuta y luego me di cuenta de que me sobraba tiempo, así que decidí estudiar enfermería. Y, claro, todos los estudios que tenía de anatomía y esas cosas me ayudaron mucho.
—Por supuesto. Pero ¿por qué decidiste hacer una segunda carrera cuando ya tenías una?
—Un reto, supongo —dijo Lali después de una pausa, en la que había recordado lo vacía que estaba su vida cuando Peter se iba fuera, a veces durante largos meses.
—Bueno, ahora disfrutáis las ventajas. Me imagino que debe ser bastante lucrativo cuidar a clientes como Peter Lanzani. ¿Qué pien¬sas de él, a propósito?
—Oye —regañó Lali—, prometiste no hablar del asunto.
-—No, no como paciente sino como hombre —rió Max.
—Ah, bueno... —ella dudó pensando que no era la persona indicada para contestar—. ¿Qué piensas tú? —inquirió con cobardía.
—Bueno, sólo le conozco desde su accidente. No, de antes, le atendí una gripe poco tiempo después de establecerme aquí. Enton¬ces era un hombre jovial, lleno de energía. Muy impaciente por curarse para poder participar en otra carrera. Pero no le conocía a fondo porque era muy retraído.
—¿Retraído? —Lali le miró a los ojos.
—Sí, acababa de divorciarse y eso le aplastó. Creo que ese trau-ma le volvió impaciente y ansioso; supongo que convirtió su trabajo en una panacea. ¿Conociste a su esposa? —ella dudó dándose cuenta de que era el momento de decirle la verdad a Max, pero vaciló tanto tiempo que él tomó su silencio por una negativa y prosiguió con una nota de desprecio—. No fue a verle al hospital, ni después a casa. Debe ser una ingrata sin sentimientos.
—Quizá... no haya podido ir —dijo Lali con la voz vacía.
—¿Quieres decir que lo mismo vive fuera del país o algo así? Pero el accidente de Peter ocurrió hace seis meses; en donde estuvie¬ra, habría podido coger un avión o un barco. No, supongo que él no le importa en absoluto —declaró.
Lali dejó su tenedor sabiendo que era demasiado tarde para decir la verdad.
—Puede que Peter no quisiera verla.
—No es eso lo que tengo entendido. La enfermera que le cuidaba en el hospital me comentó que cuando ingresó, aunque deliraba, llamaba continuamente a su mujer.
Lali fijó la vista en su plato y comentó:
—Pero cuando recobró la conciencia, seguro que...
—Siguió llamándola. Después de una semana se dio cuenta de que no iba a aparecer y dejó de hacerlo. La enfermera me dijo que nunca más volvió a mencionarla. ¿Cómo puede una mujer ser así? —gruñó Max—. Después de todo, estuvo viviendo con Peter y debió amarle. Pero abandonarle y luego dejarle así cuando la necesitaba...
—No conoces las circunstancias —interrumpió Lali—. No tienes ninguna base para juzgar —su voz se endureció—. Ya estaban divorciados; ¿qué derecho tenía Peter a llamarla cuando ya se habían separado?
—Supongo que él todavía la amaba. Aunque dudo .que sienta algo por ella ahora... a menos que sea odio, claro.
—¿Tenemos que hablar de Peter Lanzani? —inquirió la chica con petulancia—. He salido para olvidarme de mi trabajo.
—Lo siento —Max se acongojó—. Es que es una persona muy
interesante y famosa. De hecho, a mí también me interesan las carre¬ras.
¡Oh, no!, gimió Lali para sus adentros.
—¿Y corres? —preguntó.
—¡Dios mío, no! No tengo ni el tiempo ni el dinero necesarios. El único deporte que a veces practico es el golf.
—Me parece fabuloso. Muy seguro y estable, además de agrada¬ble —comentó Lali.
—Y muy aburrido, si comparamos con alguien con una vida tan emocionante como la de Peter —rió Max.
—Yo no diría que las carreras de coches sean algo maravilloso —contestó con frialdad—. Yo las llamaría suicidas.
Lali cambió de tema y empezaron a hablar de sus intereses en común: música, libros, amor al campo.
—Ahora pertenezco a un grupo local de teatro —continuó Max—. Aunque sólo ayudo a montar la escenografía y ese tipo de cosas.
—¿No tienes ambiciones de actor?
—No sería bueno. Además seguro que me llamarían para una urgencia en medio de una escena culminante.
—Sí, ya veo qué quieres decir —Lali rió, de nuevo contenta.
—Pero están buscando nuevos talentos. ¿Por qué no lo intentas? Seguro que con tu atractivo serías un éxito rotundo.
—Pero quizá no sea buena actriz —bromeó ella—. Y estoy tan ocupada como tú.
—Podías arreglártelas para tener las noches libres y asistir a los ensayos. Van a montar una obra nueva la semana siguiente; si quie¬res, puedo llevarte y presentarte a todos.
Lali negó con la cabeza al señalarle:
—Olvidas que sólo estoy aquí temporalmente. Cuando Peter se .recupere y ya no me necesite, buscaré otro trabajo.
—Pero no estarás muy lejos, ¿verdad? Si vives por aquí...
—No, antes vivía por aquí, ahora ya no. Tengo un apartamento en Londres y voy a cualquier lugar del país a donde me llamen.
Max la miró con desilusión pero luego sonrió.
—Peter te va a necesitar durante meses todavía.
—Oye, se supone que debes desear que tus pacientes se curen, no que estén enfermos durante meses —sonrió ella.

gracias por los comentarios ya saben pueden firmar aqui o por twitter: @pupy_angelita

4 comentarios:

  1. mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  2. me encantò el capitulo!
    mas noveeeeeee
    besos
    @porLali_ITALIA

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  3. Maxi, metio el dedo en la llaga,aunque Lali no demuestra nada delante d el,eso d k su ex marido ,la estuvo nombrando durante una semana,la tiene k haber sensibilizado,el la amaba.Y x sus celos y su afan d posesion ,aun la ama.

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