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domingo, 27 de mayo de 2012

novela: salir del paraiso capitulo 25



peter, teléfono! —mamá grita desde la cocina.
He estado en mi habitación, tratando de entender estos pensamientos confusos que he tenido desde el martes, cuando Mariana y yo nos quedamos encerrados en el ático. Nos sentamos allí quizá cuarenta minutos. En ese corto periodo de tiempo, probablemente pude compartir más con ella de lo que lo hago con Luna. Siempre.
Estoy en serios problemas.
Cojo el teléfono y asomo la cabeza en mi habitación. —¿Hola?
—Hey, JP. Soy Agustin .
—¿Qué sucede?
—Es domingo —dice Agustin  en un tono demasiado alegre.
—¿Y? —digo yo.
—Vamos, amigo, no me digas que has olvidado nuestro ritual. Tú, yo, Drew, y Tristán... —lo recuerdo. Domingos por la tarde viendo el fútbol, yo, Agustin , Tristán, y Drew. No se permiten gallinas era nuestro lema.
—Voy por Tristán en diez minutos. Quiero que ya estés listo —dice Agustin , entonces la línea se corta.
Estoy en una disyuntiva. Me había jurado a mí mismo dormir todo el día. Pero si quiero volver a una rutina normal, el fútbol del domingo no puede ser ignorado.
Tomo una ducha rápida, créanme que estoy acostumbrado a ellas. Y cuando estoy tirando de unos pantalones viejos y una camiseta, escucho a mamá dular a Agustin  en las escaleras. Estoy tan contenta de que hayas llamado a
Peter. Eres un buen amigo. Aquí hay algunos restos de comida china de la noche anterior. Les juro que es como una máquina fuera de control.
Cuando llego a la planta baja, Agustin  me dice: —Tu mamá es genial, JP. Echa un vistazo a todas las cosas que empacó para nosotros.
Echo un vistazo a la bolsa de comestibles. A mamá le ha dado por verter la mitad de la comida de nuestro refrigerador en la misma. Estoy a punto de abrazarla, pero ella coge un trapo de la cocina y comienza a limpiar fuera de la mesa de la cocina cuando me acerco. —Vayanse—dice ella—, y pasen un buen rato.
En la casa de Tristán tenemos que esperar a que comience el juego que veremos. Es de los Empacadores contra los Osos. Antes de que me arrestaran, yo podría haber dicho todas las fechas de cada partido y jugar los nombres de todos los oponentes de los Osos en esos juegos.
Yo mismo me sentía el couch recostado en el sofá del sótano. Casi no puedo esperar a verlo. Los otros chicos no tienen idea de cuánto echaba de menos esto.
Demonios, ni siquiera yo podía darme cuenta de cuánto echaba de menos esto.
Tengo a Luna de regreso, a mis amigos. Tengo que olvidar a Mariana. Estoy seguro de que estoy pensando tanto en ella porque estamos trabajando juntos. Volví a Paradise con la misión de recuperar mi vida y volver a la normalidad. Recostado en el sofá y viendo el partido me doy cuenta de que esto no es tan malo.
Hasta que Tristán comienza a lanzar las latas de Michelob a cada uno de nosotros.
—¿De dónde sacaste la bebida? Pregunta Drew.
—Son del cuatro de julio. Tome un paquete a espaldas de mis padres y lo escondí. Mi madre ni siquiera sabía que se faltaba uno.
—Así se hace, hombre —dice Agustin —. Es momento de celebrar cachorros.
Agustin  y Drew alcanzan las suyas y las abren de inmediato. Cojo la que me lanzan a mí. Tristán aprieta la suya. —Por una nueva temporada para los Osos.
—Por un mariscal de campo que puede realmente lanzar la pelota —dice Agustin .
—Y un corredor que en realidad pueda correr con el balón —Drew continúa.
Todos ellos esperan a la vez, que les demuestre mi sabiduría sobre el mundo del futbol.
Estoy sosteniendo la lata, siento el frío contra la palma de mi mano que envía un escalofrío por mi brazo. —Y un apostador que pueda patear el balón —agrego, preguntándose si se dan cuenta que no he volteado la parte superior y no la he abierto aún.
Todos ellos toman un trago. Excepto yo. Me pude haber puesto en peligro de volver a la cárcel cuando me metí en una pelea con Vic cuando insultó a Mariana, pero valió la pena el riesgo. Ni siquiera he estado cerca de alcohol desde la noche del accidente. No voy a ponerme en peligro de volver por una estúpida lata de cerveza.
—¿Qué crees que estás haciendo? —dice en voz alta una voz de adulto en la escalera.
Mierda, es la madre de Tristán.
Me gustaría tratar de ocultar la cerveza, pero eso sería inútil. Ya he sido arrestado.
Ella baja por las escaleras y toma el Michelob de la mano de Tristán. —No en mi casa, no —dice ella, y luego me señala con el dedo—, puedes pensar que sólo por venir de nuevo aquí todo el mundo aspirara a tener tu estilo de vida, Peter, pero no voy a dejar que eso suceda.
Tristán da unos pasos hacia adelante. —Mamá, para.
—No lo protejan, Tristán —ella mira hacia abajo a la lata de cerveza en mi mano, y luego mueve la cabeza con disgusto—. Peter, por favor sal de mi casa.
Puse la lata sin abrir abajo sobre la mesa. La Señora Norris ni siquiera mira la lata. Ella está demasiado ocupada mirando y burlándose de mí. —Aléjate de mi hijo —me ordena y yo bajo la cabeza.
No sirve de nada que me defienda. La Señora Norris ya tiene su mente predispuesta hacía mí. Veredicto: Culpable.
Además, si le explico la verdad no me creerá. La forma en que me miró, dice más que las palabras.
—Ese fue un rumor mortal —dice Agustin , cuando estamos de vuelta en su coche—. ¿Dónde vamos a ver el partido ahora? Está probablemente cerca del medio tiempo.
—Podemos volver a mi casa —ofrezco.
Diez minutos más tarde nos asiento en el sótano y vemos el partido. Los Osos van ganando por tres, pero los empacadores tienen la pelota y es el cuarto trimestre.
Estoy totalmente en el juego cuando Agustin  dice: —Tengo que decirte algo.
—Dispara —le digo, tomando un puñado de papas fritas y empujándolas a mi boca. Mi atención está todavía en el juego, pero con las posibilidades de una pequeña mirada a mi amigo.
Agustin  se inclina hacia adelante, la expresión de su cara es totalmente seria. —Ella me va a matar por decirte.
Echo un vistazo atrás a la TV. Los Empacadores perdieron el balón y la pelota es de los Osos. Esto podría significar una victoria para ellos. —¿Quién? —le digo, sólo escucho en parte a Agustin .
—Luna.
Luna estuvo recientemente en mis brazos y dispuesto a colaborar en mi cama. No fue la reunión más romántica, supongo que esperaba que fuera como en los viejos tiempos. Ha sido todo lo contrario.
—¿Viste eso? —le digo a Agustin , consiguiendo que mire totalmente irritado el juego de los Osos. No me puede culpar de estar excitado cuando había estado restringido a ver el fútbol desde el año pasado. Me perdí toda la temporada—. ¡Ellos saquearon Edmonton!
—Estuvimos juntos, JP. Pensé que deberías saberlo —lo miro, confundido.
—¿De qué demonios estás hablando?
—De mí... y de Luna.
Siento como si un ladrillo me golpeara en la cabeza a la velocidad del rayo. —¿Tú y Luna?
—Sí.
Por Dios. La palabra viene de la boca más rápido de lo que mi cerebro puede comprenderlo. —¿Cuándo?
—No quieres saber.
Eso significa que fue antes de que me arrestaran. Mariana no estaba mintiéndome esa noche que la asuste.
Mariana me había dicho la verdad, mientras que Luna me miró a los ojos, alimentando mi mente con mentiras. Luna me manipulo y yo le creí.
Pero todo tiene sentido ahora, por qué Luna está desesperado por mantener nuestra relación en secreto. Es el momento perfecto para joder mi cabeza una vez más.
Agustin  me está mirando, midiendo mi reacción. No hay forma en el infierno de que vaya decirle que he estado haciéndolo con Luna.
En cuestión de segundos, pierdo mi percepción de la demente realidad. No hay forma de que vuelva con Luna, no puedo salir con los chicos como antes. Mi vida ahora no tiene ningún parecido con la anterior. ¿Cómo podría haber pensado que sería igual?
Tengo que preguntar. —¿Están ustedes, ya sabes...
—Sí.
Cierro los ojos y me inclino hacia atrás en los cojines del sofá. Wow. Mi novia estaba atornillando con los dos y yo no tenía ni idea. Pero Mariana lo sabía y trató de advertirme. Como agradecimiento, la insulté y luego la noche se salió de control, terminando con Mariana en el hospital.
El juego de los Osos ha quedado en el olvido, sacudo la cabeza y miro el techo.
—Al principio era sólo una conexión, un error —Agustin  continúa—, pero eso no significa que no quisiéramos que sucediera.
Deseo que Agustin  se pudiera callar. Ahora sé que significa lo que dice Damon acerca de tomar la culpa. —Probablemente estuviste tan feliz de que fuera condenado, por fin podrías tener mi novia sólo para ti —le digo.
—No es así —Agustin  hace una pausa—. Yo la quiero, Peter. Jesús, me casaría con ella ahora mismo si pudiera.
—Maldita sea —murmuro. Me pregunto quién va a estar allí cuando Agustin  vuelva a la tierra y caiga de bruces. Luna me dijo que no había ningún chico que le importara. ¿O eran mentiras también?
—Ella me hizo prometer que no te diría lo de nosotros. Pero yo creo que es genial si todos estamos enterados, ¿no? Entonces podemos ser una pareja en la escuela de nuevo, en lugar de fingir que no estamos juntos.
Siento, que necesito una cierta distancia. Este es mi mejor amigo de cuando estaba en jardín de infantes. Recuerdo cuando Drew le quito un lápiz de color a Agustin  en el primer grado y yo pellizque el brazo de Drew en represalia.
Y cuando tuve la varicela en el sexto grado y tuve que quedarse en casa por más de una semana de la escuela, Agustin  se acercó y en secreto jugábamos Calabozos y Dragones. Y nunca le dijimos a nuestros padres, aun cuando Agustin  se atascó con la varicela dos semanas después. Yo nunca pensé que Agustin  traicionaría nuestra amistad.
—Eres un gilipollas —le digo abruptamente.
Agustin  se para y coge las llaves de su coche. —Sabía que no lo entenderías. Por eso no te lo dije.
—Amigo, estabas haciéndolo con mi chica a mis espaldas. ¿Cómo crees que iba a reaccionar? Un escalofrío corrió arriba y abajo de mi espina dorsal cuando realmente puse la verdad en palabras.
—Creí que ibas a escuchar. Y tratar de entender sin querer arrancarme la cabeza. Esto es real, Peter.
Tengo una risa cínica. —Te diré a lo que es real. Real es que yo estaba en la cárcel durante el último año, quedándome en conjunto con los distribuidores de drogas y consumiendo una porquería de basura como alimento, que ni siquiera tu perro tocaría. Real es no poder usar la maldita ropa interior
propia y ducharte con veinticinco pollas de otros tipos todos los días mientras los guardias vigilan el reloj. Real es que mi vecina de al lado que camina como si estuviera en equilibrio sobre unos zancos, porque la pierna está tan jodido por el accidente. Agustin , tu percepción de la realidad es totalmente errónea.
Agustin  se dirige a las escaleras, con la espalda rígida. Se detiene cuando está a medio camino. —Cuando quieras perdonarme y seguir adelante, ya sabes dónde estoy.
Mis puños se enlazan con tanta fuerza que van a quedar entumecidos.
Es entonces cuando mamá camina por las escaleras. Ella sonríe y dice todo con una alegre voz, —¿Te divertiste con tus amigos?

6 comentarios:

  1. finalmente peter sabe la realidad sobre luna... muy lindo el cap sube mass pleasss

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  2. Peter tiene razon! y Luna es una maldita pu**
    Mas Novee
    @sarapinyana

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  3. haaaaaaaay dios jajajaj peter piensa mucho en lali eso me gusta jajaj quiero mas novela me encanta

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  4. upa a que las cosas van a cambiar....

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  5. Le falto contarle las verdades, d su queridísima Luna.

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