no
pude dormir anoche, lo que no es nada nuevo porque cada noche está llena de
intranquilidad. Pero anoche no fueron pesadillas de la cárcel lo que me mantuvo
despierto, o la noche del accidente y lo que pude haber hecho diferente. Yo
estaba reviviendo lo que había pasado hace unas pocas horas. Besar a Mariana
fue la cosa más estúpida que he hecho jamás. Pero, mirando dentro de sus
tristes ojos y rostro vulnerable me hizo desearla más de lo yo hubiera deseado
cualquier cosa en mi vida.
Anoche
emociones reales estaban volando. Anoche honestamente estaba volando. Se sentía
tan crudo.
Mientras
me estoy alistando para la escuela, pensé en nuestra conversación después del
beso. Ella estaba nerviosa, lo podía decir por el temblor de esos labios contra
los míos. Cerró sus ojos y se aferro a mí mientras nuestros labios se
encontraban. Juro que nunca había estado más excitado. Cuando me incline hacia
atrás, tenía una mirada preocupada en su rostro como si yo fuera a darle una nota
de reprobada en sus habilidades de besar.
No puedo creer que eso pasara, dijo ella.
Ni
siquiera sé que respondí. Todo lo que recuerdo es este sentimiento de estupidez
esparciéndose sobre mí, y preguntarme qué demonios me hizo besar a una chica a
la que debería evitar acercarme a toda costa. Pero estar cerca de ella se
sentía malditamente correcto, no pude resistirla. Nosotros habíamos pasado a
través de mucho, nuestras vidas están engranadas y estamos varados en esta red
juntos. La parte enferma es que, no quiero salir de ello.
Mariana
es frustrante, está confundida, está molesta… y tararea unas ridículas melodías
cuando está trabajando en casa de la Sra. Reynolds. Pensarías que yo me
volvería loco por eso. No puedo evitar que me guste cuando sopla su cabello
fuera de su cara cuando está trabajando, o cuando mira a la Sra. Reynolds de
soslayo cuando está insistiendo en que Mariana está plantando sus estúpidos
bulbos mal… y cuando no está tarareando, resisto la urgencia de decirle que
continúe.
Contrólate, Peter. Después de que la besaste
corrió a casa lo más rápido que pudo.
Ok,
entonces después de que la bese me dejo en el árbol preguntándome como me metí
en este desastre. Por mucho que deseo a Mariana, no puedo tenerla. Tal vez
debería escribirle una carta y deslizarla dentro de su casillero, disculpándome
por la noche anterior.
Me
senté en mi escritorio y saque una hoja de papel.
Mariana,
Siento lo de anoche.
Peter.
La
leí para mí mismo y sonaba idiota. La arrugue y empecé de nuevo.
Mariana, Si te asuste anoche, lo siento. Fue un
beso inofensivo que no significo nada. Peter
Lo
arrugue casi tan pronto como firme con mi nombre. Porque sí significo algo. Los besos de Luna son más vacios para mí que una flauta.
Y, maldita sea, no siento haberme deslizado y acercado a Mariana. Quería
besarla y todavía quiero besarla. Ok, así que preferiría que ella hubiera dicho
algo como Vamos a intentar eso de
nuevo, pero ahora me conformaba con que
no huyera. Calmándome, me dirigí a la escuela más temprano e intente olvidar a Mariana
y la noche pasada.
Camine
penosamente por mi día hasta que llegue a la clase de computación. Mariana está
sentada hasta adelante, sus ojos fijos en la pantalla en frente. Ni siquiera
noto cuando entre. Esperaba obtener alguna señal de que todo está bien entre
nosotros, pero no conseguí nada de nada.
Oh, sí. Si conseguí...Luna. Ha estado dándome sus mejores sonrisas seductoras todo
el día, prometiendo realizar todas mis fantasías. Poco sabe que mis fantasías
son consumidas por una chica que se rehusa a mirar en mi dirección.
Afortunadamente para mí, logre deshacerme de Luna y su sobreexpuesto escote
todo el día.
Me
dirigí al autobús después de la escuela, intentando sin mucho éxito no estar
sorprendido si Mariana se sienta al frente en vez de al lado de mí. Me
deje
caer pesadamente hacia atrás y pude ver su camiseta rosada y sus jeans
descoloridos llegando por el pasillo. Su largo cabello cubre un lado de su
cara, como si se estuviera escudando de mi mirada. Pasa los asientos de
adelante y se dirige a los posteriores, nunca mirándome.
Cuando
se desliza a mí lado y el autobús se dirige lejos de la escuela, dejo escapar
un aliento. Estar en la escuela me está estresando. Los profesores me miran,
los chicos me miran… todo el mundo me mira excepto Mariana estos días.
Miro
abajo hacia nuestras rodillas, tocándose ligeramente. Jeans contra jeans. ¿Nota el calor transfiriéndose de su cuerpo al
mío? ¿Acaso se da cuenta de lo que me está haciendo? Lo sé, lo sé, no soy
virgen y el ligero toque de la rodilla de una chica me está volviendo loco. Ni siquiera sé lo que estoy sintiendo por Mariana, solo
sé que estoy sintiendo. Es algo que he intentado evitar y negar hasta ayer,
cuando la sostuve en mis brazos mientras sus lagrimas se derramaban en mi
camisa.
Dios, nuestras rodillas tocándose no es
suficiente. Necesito más.
Ella
esta anudando sus dedos en su regazo como si no supiera qué hacer con ellos.
Quiero tocarla, ¿pero y si se aleja como
antes? Nunca había sido tan cobarde con una
chica en mi vida.
Mordí
mi labio inferior mientras deslizaba mi mano una millonésima de milímetro más
cerca de su mano.
No
parece asqueada así que la moví más cerca. Y más cerca.
Cuando
las puntas de mis dedos tocaron su muñeca, se congelo. Pero no quito su mano. Dios, su piel es tan suave, pienso mientras mis dedos trazan un camino desde su
muñeca a sus nudillos y a sus suaves y cuidadas uñas.
Juro
que tocarla así me está volviendo loco. Es más erótico, más intenso que
cualquier otro momento con Luna. Me siento de nuevo tan incomodo e in experimentado
como un novato. Levante la vista. Todo el mundo es inconsciente de la
intensidad de emociones corriendo desenfrenadamente en la parte de atrás del
autobús público.
Cuando
miro de nuevo hacia abajo a mi mano cubriendo la suya, estoy agradecido de que
no haya recobrado sus sentidos y retirado su mano. Como si supiera mis
pensamientos, ambos volteamos nuestras manos al mismo tiempo para que así
nuestras manos estén palma contra palma… dedo contra dedo. Su mano esta
empequeñecida contra la mía. La hace ver más delicada y pequeña de lo que me
había dado cuenta. Siento una necesidad de protegerla y ser su héroe si alguna
vez necesita uno.
Con
un ligero cambio de mi mano, enlacé mis dedos a través de los suyos.
Estoy agarrado de manos. Con Mariana Esposito.
Ni
siquiera voy a pensar acerca de lo malo que es porque se siente muy correcto.
Ella esta evadiendo mirarme, pero ahora voltea su cabeza y nuestros ojos se
traban. Dios, ¿Cómo no pude haber notado antes cuan largas son sus pestañas y
como sus ojos marrones tienen motas de oro que destellan cuando el sol brilla
sobre ellas?
El
autobús se detiene repentinamente y miro hacia fuera por la ventana. Es nuestra
parada. Ella debe haberse dado cuenta porque empuja su manos fuera de la mía y
se para. La sigo, todavía tambaleándome.
Llegamos
a la casa de la Sra. Reynolds. Puedo oler la esencia de galletas invadiéndonos
mientras caminamos hacia dentro.
—Oh,
estoy tan feliz de que ambos estén aquí —canturrea la Sra. Reynolds—. Pasen a
la cocina. Tengo… —la anciana ladea su cabeza a un lado, mirándonos a Mariana y
a mí en su sala—. ¿Está haciendo calor afuera? —pregunta.
Mariana
sacude su cabeza mientras yo digo,
—No
particularmente.
—
¿Entonces porque los dos están tan sonrojados? —ella pregunta, enarcando sus cejas.
Oh, mierda.
Mientras Mariana se encoje de hombros y se dirige a la cocina, le informo a la
anciana,
—Soy
un tipo. No me sonrojo.
—Uh
huh —ella dice.
Después
de comer las galletas, las cuales ella insiste son su propia receta secreta de
la marca Snickerdoodle, me dirigí hacia fuera. Mientras estoy trabajando, robe
miradas de Mariana mientras se agachaba en el suelo y plantaba los bulbos con
las instrucciones verbales de la Sra. Reynolds nunca lejos de ella.
Cuando
la anciana tomo su siesta, escuche a Mariana tararear mientras yo trabajo en el
mirador. Es tranquilizador. Su voz flota a través del aire mientras trabajo.
Pero cuando el tarareo se detiene, miro a mí alrededor y Mariana no está aquí.
Me dirigí a la casa.
La
encontré sacando limones del refrigerador. La observo mientras los corta y los
exprime en la jarra.
—¿Me
estas siguiendo? —ella pregunta, pero no se encuentra con mi mirada. —Si —le
digo.
—¿Por
qué?
—¿Honestamente?
Ella
me mira, sus cejas enarcadas. Le doy la única respuesta honesta y verdadera que
tengo.
—Estas
donde yo quiero estar.
Aaaaaah mas tierno peter :) espero mas capi
ResponderEliminarhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay se sonrojaron peter quiere a lali jajajajaaj me encanto te lo rugo pupy tenes que subir otrooooooooooooooooooooooooooooo te ama
ResponderEliminardulce
MAS NOVELA ESTA RE BUENA DIOS
ResponderEliminarMAGI
Hay otro esto se vuelve tierno
ResponderEliminarSe esta volviendo tierno :3
ResponderEliminarMas Noveee
@sarapinyana
Peter ya piensa,y esta viendo d otra manera a Mariana.
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