yo
dije que Vic iba a pagarlo, pero no sabía cómo hacerlo... legalmente. Es decir,
hasta que ayer mientras estaba hablando con los chicos en el almuerzo me
dijeron que Vic competiría hoy con su escuela en nuestro torneo de lucha.
Soy
oficialmente un luchador de Paradise Panther ahora. Y sólo tengo que vencer a
cuatro chicos hasta que esté cara a cara en la colchoneta con Medonia. Como yo
sospechaba, nosotros estamos todavía en la misma clase de peso. Creo que es lo
que le pasa a los chicos que consumen esteroides en grandes cantidades.
Estoy
en el vestuario con el resto del equipo, preparándome para el partido.
—Peter,
te ves como si estuvieras a punto de matar a alguien —me dice Agustin mientras estoy saltando a la cuerda para
calentarme.
—Él
está en la zona —dice Drew—. ¿No es así?
No
respondo. El entrenador Wenner me detiene y me da una palmadita en la espalda.
—No has estado practicando, Lanzani. ¿Seguro que estás listo?
Puse
mi protector bucal —Si entrenador.
Gano
mis dos primeras peleas inmovilizándolos en el primer minuto. El tercer
encuentro me llevó un poco más. Creo que lo inmovilicé en noventa segundos.
—JP
estás que te sales —grita Tristán mientras está tapando un sangrado por la
nariz de su pelea anterior.
Yo
me enfoco mientras ellos me llaman y Medonia sube a la colchoneta. No puedo
esperar para quitarle esa sonrisa de suficiencia de su cara.
—¿Cómo
está tu novia? —pregunta.
—Mejor
que la tuya cualquier día.
—Ella
está lisiada Lanzani.
—Tú
serás el cojo después de esta pelea.
El
árbitro coloca las manos entre nosotros. —Juego limpio, chicos.
Cuando
la pelea comienza, yo lo empujo con todas mis fuerzas hasta que cae.
Desafortunadamente, él rueda fuera de la colchoneta y el árbitro toca el
silbato.
—Precaución,
Panthers. Punto para Fremont.
La
siguiente vez que comenzamos, Medonia lo hizo lentamente. Me moví fuera de la
colchoneta cuando la competencia inició y Medonia paso volando junto a mí. El
árbitro toco su silbato.
Cuando
la pelea comienza otra vez, tengo una advertencia más por el control ilegal que
terminó con mi codo en la cara de Medonia.
Una advertencia más y estaré descalificado.
Suena
el silbato, y el árbitro dice en voz alta, —Tenemos a un Fremont sangrando
profusamente. Dos minutos de descanso.
El
entrenador Wenner viene hacia mí, sus ojos llameantes. —¿Qué estás haciendo? Mi
equipo no juega sucio, Lanzani. Ahora, o sales ahí y tratas de ganar ese juego
o lo pierdo por ti. ¿Cuál escoges?
K no lo pierda x estúpido ,y k lo gane limpiamente,es una lección bastante mejor.Quizás Mariana este viendo ese combate, y en algún momento el la vea y recapacite.
ResponderEliminarNo tienes una idea d como me alegro, k un día te propusiera k vuelvas con esta novela,ciertamente cada día esta mejor,muchísimo mas k mejor,si ya en sus primeros caps me encantaba,(x eso la pedi)ahora me entusiasma cada vez mas.Gracias x atender nuestros comentarios ,y ponerla.
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