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viernes, 11 de mayo de 2012

novela: un amor inolvidable segundo capitulo ultima parte






La modelo sintió que la ira la dominaba. ¿Quién era él para criticar lo que creía su forma de vida? Después de lo que le había hecho, ¿cómo se atrevía...? Controló su ira y recordó que Tom Smith le había encomendado que si Peter quería, podría revo­car el testamento de Natalie. Y si quería cumplir con el papel que le había encomendado su prima, debería mantener en buenos tér­minos su relación con Peter.
—¿Dónde está Sophie? —preguntó dudosa, tratando de lle­nar el silencio que se había producido entre ellos.
—En la cama —y añadió con sarcasmo—: los niños suelen estar durmiendo a estas horas de la noche. Ya son las ocho. Ade­más, hoy ha sido un día agotador para ella. Siempre le impresio­nan mucho los extraños.
Mariana pensó que no tenía ninguna necesidad de recordarle que era una desconocida para Sophie. Nadie lo sabía mejor que ella, ya que la hacía sentirse culpable. Había algo en Sophie que la conmovía mucho. Tal vez era el parecido físico que tenía con ella y el recuerdo del dolor y la soledad de su niñez tras la muerte de sus padres, y que sólo superó al percibir el intenso vínculo que existía entre su tía y ella. Peter añadió:
—No sé con exactitud por qué has venido, Mariana, pero Sop­hie no es un juguete que se coge para pasar un rato y se tira cuando aburre. Sophie es una niña muy infeliz y vulnerable.
—También es mi único pariente vivo y siento que, por Natalie, debo de hacer lo que pueda por ella.
—¿Es así como la ves? ¿Como una responsabilidad? Sophie no necesita esa clase de interés.
—Acabo de recibir la carta de Tom Smith —protestó con enfado.
—¿Por qué? ¿Acaso pasas por tu casa cada seis semanas para comprobar que aún está ahí?
Mariana resolvió, con amargura, que le dejaría pensar lo que quisiera, que se imaginara que tenía muchos amantes, si eso era lo que deseaba. ¿Por qué no? Eso era preferible a que supiera que no había tenido ni un amante porque su corazón aún pade­cía por él, por lo que había perdido.
Haciendo un gran esfuerzo, Mariana consiguió abandonar sus pensamientos y oyó que Peter le decía:
—Yo no quería volver a verte, pero, por desgracia, Natalie te nombró tutora conjunta. Aunque los dos sabemos que lo hizo con la peor intención —Peter la miró con dureza.
Mariana no conseguía borrar el asombro que le habían produci­do sus palabras. Pero, ¿por qué se sorprendía? Era natural que Natalie hubiera contado a Peter lo mucho que la odiaba. Des­pués de todo, su prima sabía muy bien la estrecha relación que había habido entre ellos.
—Supongo que Natalie no soportaba que se pareciera a mí.
—Dadas las circunstancias, eso hizo que no apreciara mucho a la niña —Mariana frunció el ceño. Algunas veces, Peter hablaba de Sophie como si no fuera su hija. Sin embargo, era obvio que había mucho amor entre ellos—. Tom Smith piensa que tú po­drías acercarte a Sophie y lo mismo opina John Killigrew, el mé­dico que está a cargo de su caso en el hospital. Sarah y yo no estamos muy seguros.
¿Sarah? El corazón de Mariana se aceleró. ¿Era ésta la explica­ción para el suicidio de Natalie? ¿Tenía Peter otra mujer?
—¿Sarah? —evitó sus ojos al hacer la pregunta, por si acaso leía en ellos lo que pensaba. A pesar del resentimiento que había sentido hacia su prima, en ese momento la compadecía, al creer que había sufrido la pena de ser rechazada por Peter. Amarlo era demasiado peligroso. A ella le había destruido su capacidad para amar y confiar en los demás; pero a Natalie...
—Sarah es la psicoterapeuta que está a cargo del caso de Sophie. Tal comportamiento no es extraño en los niños y, por lo ge­neral, se debe a algún trauma. Cuando descubramos cuál es el de Sophie, volverá a hablar. Mientras tanto hay que intentar que ella misma nos diga cuál es su problema —dijo Peter con tono grave—. Mariana, si tienes intención de quedarte y ayudar, Sarah te explicará todo con detalle.
—Creía que el trauma era obvio. Sophie ha perdido a su ma­dre de una manera penosa... Con seguridad eso...
—Sarah no cree que ésa sea la causa y tampoco yo —dijo Peter con brusquedad. Después se volvió un poco, de tal manera que su cara quedó oculta entre las sombras—. Sophie y Natalie no se llevaban bien. Natalie pasaba muy poco tiempo con la niña. —¿Por qué se suicidó Nat?
Él se volvió y la observó en silencio. Su cuerpo estaba tenso por una emoción que Mariana no consiguió definir.
—Tom Smith ya te lo dijo. Tenía la mente perturbada. —No pareces muy preocupado —era peligroso decir eso y Mariana deseó no haberlo hecho. Peter la observaba con vehemencia. —¿Qué quieres que te cuente, Mariana? —preguntó con amargura—. Natalie y yo decidimos hacer cada uno nuestra vida hace mucho, mucho tiempo. Mi principal preocupación, ahora, es Sophie. Ya sufrió bastante en manos de tu prima. Quiero ad­vertirte, Mariana, que no tengo intención de permitir que aumentes ese sufrimiento. Debes saber que, mientras estés aquí, vigilaré todos tus movimientos. Si haces cualquier cosa que afecte de for­ma negativa a Sophie, te irás de inmediato.
—No me iré de Little Martin hasta que vea a Sophie correr, reír y hablar como debe hacerlo una niña de seis años —respondió Mariana, con fiereza. La obligación que se había impuesto la sor­prendió como si hubiera sido obligada a dar el primer paso en un camino que no había tenido intención de recorrer. Peter con­tinuaba mirándola y, a pesar de su gesto frío e irónico, tuvo la impresión de que le había agradado su reacción, aunque no con­seguía comprender por qué. Y Mariana pensó que se lo había in­ventado. Peter no podía desear que se quedara.
—Es una gran tarea la que te has impuesto —le dijo con suavi­dad—. Me pregunto si serás capaz de lograrlo.
Mariana se inclinó para recoger su maleta y se apartó, con im­paciencia, el cabello de la cara y le dijo:
—Tú sólo obsérvame.
Cuando estaba en el coche, recordó que no habían hecho nin­gún plan para el día siguiente, que era viernes, por lo que supuso que Peter tendría que trabajar. Lo llamaría por la mañana tem­prano y le preguntaría .cuándo podría estar a solas con Sophie. Mariana sentía que, al menos, había quitado un obstáculo para ayu­dar a su sobrina. Puso el coche en marcha y se dirigió a su casa.

8 comentarios:

  1. gracias pupy por subir novela ere una geniaaaaaa

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  2. muchas no saben valorar lo que ases pero yo si espero que te recuperes prontoo porque te lo mereces linda

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  3. va vos como persona sos increible y ni hablar como escritora

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  4. atte: la que mas te quiere dulce mariana

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  5. me encanto ell capppp jejeje quiero mas noveeee porfisss!!!!
    espero mas besos

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  6. Lali va a conseguir k la Sophi sea feliz.

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