Una vez
Natalie volvió a comunicarse con ella. Un día recibió una carta suya, en la que
describía con todo detalle lo felices que eran ella y Peter.
__Fue muy sabio de tu parte irte cuando lo hiciste —le había dichoNatalie—.
Le ahorraste a Peter la necesidad de decirte que ya no te quería.
Mariana no
se molestó en responder a la carta y nunca volvió a saber nada de ellos. Y
ahora, Natalie estaba muerta.
Tardó mucho
tiempo en dormirse. Las imágenes del pasado la seguían y, cuando al fin lo
logró, el sonido impaciente del teléfono la despertó.
Su
habitación estaba a oscuras y durante unos segundos estuvo desorientada sin
saber si, de verdad, sonaba el teléfono o era un sueño.
Por fin
reaccionó, y cogió el teléfono. El acento inglés que escuchó la sorprendió,
pues le sonó poco familiar.
—Tengo una
llamada para usted del señor Smith —le dijo la voz y la línea quedó muerta
durante unos segundos; después escuchó la voz del abogado de su tía.
—Mariana,
querida, ¿cómo estás?
—Medio
dormida. ¿Sabe qué hora es en Nueva York?
— ¿Y tú
sabes que llevo seis semanas tratando de localizarte? Me ha costado mucho
convencer a tu agente para que me diera tu teléfono. Mariana, no sueles ser tan
lenta... Esperaba haber tenido noticias tuyas mucho antes.
Mariana
pensó que el abogado se refería a la muerte de Nat.
—Hasta hoy
no he recibido su carta. ¿Qué sucedió? ¿Cómo murió Natalie...?
—El
veredicto fue suicidio, provocado por el estado de locura y enajenación de la
víctima —dijo Tom Smith, y las palabras llegaron a su cerebro con mucha
lentitud—. Te explicaba todo en la carta. Tu prima padecía un grave
desequilibrio psíquico, me temo. La madre de tu tío Robert tenía un
temperamento similar. Quizá por eso, tu tía siempre se preocupó tanto por
Natalie.
Como Tom
Smith hacía muchos años que conoció a la familia, Mariana no discutió sus
comentarios. ¡Suicidio! La palabra retumbaba dolorosa en su cerebro, haciendo
que renaciera el mismo deseo de proteger a su prima que había sentido en la
infancia.
—¿Por qué?
Natalie tenía todo para desear vivir, un marido una hija...
—Parece que
tu prima había estado deprimida durante mucho tiempo —un remordimiento agudo
se apoderó de Mariana. ¿La habría necesitado Natalie? Quizá habría podido
ayudar a su prima. La pena se mezcló con la culpa y olvidó su rencor hacia Natalie,
dirigiendo toda su amargura hacia Peter. Tal vez había sido infiel a Nat, como
le ocurrió a ella. Ahora lo comprendía todo. Nunca debió culpar a su prima, ya
que Nat sólo tenía diecisiete años; y, en cambio, Peter tenía veinticinco años
y sabía muy bien lo que hacía. El odio se apoderó de ella y, de manera
infantil, pensó que él le había robado todo: sus ilusiones, el hijo que nunca
tuvo y ahora su único pariente. Frunció la frente y pensó que aún tenía una
familia, pues Nat había tenido una hija... Sophie.
—¿Cómo se
encuentra Sophie? —preguntó Mariana al abogado, de forma automática,
pronunciando las palabras antes de darse cuenta de que lo hacía. Desde el
nacimiento de la niña, evitó tener noticias de Sophie, al no poder soportar la
pena de saber que era la hija que ella había deseado darle a Peter.
—Precisamente,
te llamo por Sophie. Siempre ha sido una criatura introvertida, pero ahora me
temo que sufre un grave problema. Sophie no ha pronunciado una palabra desde
que murió su madre.
Mariana
sintió lástima por su desconocida sobrina y los ojos se le llenaron de lágrimas
al pensar en la angustia de la niña. Tom Smith dijo:
—Natalie no
te habría nombrado tutora de la niña si no lo hubiera deseado. Sé que es mucho
pedirte, Mariana, pero creo que deberías venir y ayudar a Sophie.
¡Tutora!
¿Era la tutora de Sophie? No podía asimilarlo. Todas sus dudas v su dolor
desaparecieron ante el sufrimiento de la hija de Natalie
Pero Stater.. —comenzó a decir con voz ronca. Supuso que él no
había estado de acuerdo con la decisión de Nat de nombrarla tutora de su hija.
—Peter está
deseoso de probar cualquier cosa que pueda ayudar a Sophie. Está desesperado, Mariana.
Había
reproche en su voz y Mariana recordó que no había terminado de leer su carta.
—¿Me
escribió sobre esto?
—Puse todo
en mi carta —dijo con paciencia—. Me sorprendí mucho cuando Natalie vino a
verme, hace nueve meses, y dijo que quería nombrarte tutora de Sophie, pero
insistió tanto que accedí. Si hubiera estudiado su modo de pensar, habría
comprendido lo enferma que estaba, pero parecía muy tranquila y razonable. Su
propia experiencia de huérfana, la hizo consciente de lo insegura que una
criatura se siente con un padre solo. Supongo que Natalie quería estar segura
de que Sophie siempre tendría a alguien a quien poder acudir. Yo no sabía que
tú y Peter ignorabais esto. Por supuesto, no hay nada legal que te comprometa.
Según la ley, Peter es el único responsable de la educación de su hija; pero,
de momento, no es capaz de acercarse a ella. La niña necesita ayuda y tú eres
la única persona que puede dársela.
—Pero yo soy una extraña para ella —protestó al comprender lo que Tom le
pedía. ¿Cómo podría volver a Little Martin? ¿Cómo podría soportar ver a la hija
de Peter o a él..? Pero no, ella ya había terminado con ese sentimiento de su
juventud. Ahora sabía quién era él. Un hombre débil que no había resistido la
oportunidad de seducir a una confiada muchacha de diecisiete años. ¿Había
amado él a Natalie o se había casado con ella por obligación? Pensó que había
tenido suerte de escapar, ya que podía haber estado en el lugar de Natalie y
se habría casado con un hombre que no la quería... Se dijo que estaba dejando
volar su imaginación. No tenía motivos para suponer que Peter no
amaba a Natalie. Como no hablaba, Tom le preguntó:
—¿Bien, Mariana?
—Iré a casa
—no había querido decir eso, pero ahora ya no podía retractarse.
— ¡Buena
chica!
No quería
volver a Little Martin, ni ver a Peter ni a su hija. El pasado estaba muy lejos
y se había jurado no volver a él. Pero ahora era demasiado tarde, ya estaba
comprometida con una niña que nunca había visto. Recordó el carácter vengativo
de Natalie y se preguntó cómo era posible que su prima la nombrara tutora de la
niña. Apartó este pensamiento y se sintió culpable. Si Natalie había tenido
celos de ella, ¿no había sentido ella lo mismo? ¿No había deseado matar a su
prima cuando la vio en brazos de Peter? Suspiró. Todo eso ya había terminado;
Natalie estaba muerta y, por la razón que fuera, su prima le había confiado el
cuidado de su hija. Ella no podía ignorar ese hecho, aunque sólo fuera en
recuerdo de su tía.
haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay yo quiero mas novela che porfavor te lo ruego
ResponderEliminardulce
Quiiieroo q se reencuentreee con Peteeer!!
ResponderEliminarMaaas nena!!
Beso,Anto
Buena d principio a fin.Va a tener k superar ese encuentro con Peter.
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