Ya había amanecido cuando Mariana se despertó. Le dolía todo el cuerpo y
temblaba. Se miró el tobillo; estaba muy hinchado y de un color entre negro y
azul. No podía moverlo. La cabeza le dolía y los ojos le ardían.
• —Sophie... —Mariana se olvidó de sus dolores, al ver a la pequeña en la
escalera. En sus ojos había preocupación y miedo—. Estoy bien, Sophie... —dijo,
con debilidad—. Me he caído por la escalera. No te acerques al borde, está muy
podrido. ¿Has estado durmiendo?
La niña asintió y no hizo ningún intento de hablar. ¿Querría decir eso que
no recordaba lo que había sucedido la noche anterior? Era muy frustrante no
poder preguntarle.
—¿Viniste aquí para buscar un libro? —Sophie asintió, corrió hacia la
habitación y volvió con un libro de Enid Blyton—. Eres una buena niña. Siéntate
ahí y léelo. Pronto llegarán algunos hombres y nos llevarán a casa con... con
tu papá.
La única respuesta de la niña fue una sonrisa. No
demostró ninguna de las emociones de la noche anterior, cuando Mariana
mencionó a Peter... ¿Cuánto tiempo estarían atrapadas allí? Si los peldaños no se hubieran hundido, tal vez podría haber enviado a Sophie
con un mensajero; pero si no se hubieran roto, ella no estaría ahí, sin poder
moverse.
Mariana trató de moverse y gimió de dolor, pero se contuvo al ver la
expresión preocupada de Sophie. No debía asustar a la pequeña.
—Lánzame el libro, Sophie, te lo leeré —sintió temor al ver que la pequeña
volvía a la habitación.
Sophie regresó en seguida y le tiró otro libro de Enid Blyton. Mariana
comenzó a leer, con voz alta. A veces, el dolor que sentía en todo el cuerpo
casi la obligaba a callarse. Temblaba y sentía fuertes golpes en las sienes.
Unos diminutos puntos de luz brillaban ante sus ojos y deseaba cerrarlos. De
pronto, oyó que un coche pasaba por allí, casi no pudo creerlo...
—Sophie, corre a la ventana y haz señales —le ordenó con voz tensa. Mariana
sabía que los que iban en aquel coche pensaban detenerse en su casa, porque el
camino no conducía a ninguna otra parte; pero no se relajó hasta que oyó que
cerraban las puertas del coche y voces de hombres.
—¿De quién es ese coche? —oyó que alguien preguntaba al abrir la puerta.
Dos hombres sorprendidos la miraron... Con dificultad, Mariana enfocó sus caras
y dijo: —Gracias a Dios que han venido...
—Llama por teléfono al doctor Stafford —escuchó que decía el mayor de
ellos—. Es mejor que no la movamos. Está en muy mal estado...
—Por favor.. —dijo Mariana, tirando de la manga de uno de ellos—. Por favor...
está Sophie... Arriba...
—¿Sophie? ¿No es esa la hija de Peter Lanzani? ¿La que estaba perdida?
—eso fue lo último que oyó Mariana, antes de que la oscuridad la cubriera. De
manera vaga, oía pasos y algunas voces, la de Peter entre ellas, pero cuando
trataba de hablar, no podía. Alguien la levantaba...
—Peter... —Mariana sentía su lengua entumecida e inmóvil.
—Está bien. Le he puesto un fuerte calmante para el dolor...
—¿Bien? —la voz de Peter sonaba con amargura—. Una contusión... un tobillo
hinchado... Sólo Dios sabe cuántos golpes... está exhausta y usted dice que
está bien...
—Todo eso se puede curar... y por lo menos, Sophie está bien... Me pregunto
qué la haría venir aquí... Tendrá que preguntárselo a su amiga cuando se
recobre. Es obvio que ella lo sospechó...
—¿Entonces por qué no me lo dijo, en vez de venir sola aquí?
La enfadada voz de Peter llegó hasta ella. No cabía duda de que la culpaba
por la tardanza en encontrar a Sophie. Comenzó a llorar.
—Mariana, Mariana... —sabía que era Peter quien la llamaba, pero no podía
responderle. No se atrevía, por temor a lo que su respuesta revelaría. Era
mucho más sencillo dejarse llevar hacia la oscuridad que amenazaba con
envolverla. Allí estaba más segura que con Peter.
mas novelaaaa porfisssss
ResponderEliminarhay dios pupy me dejas peor de lo que estaba no sabes jajajajaja quiero otro pupy soy una adicta loca ya te lo ee dicho espero otro un beso de enorme de aqui a la luna y de regreso
ResponderEliminardulce
Me encanto!
ResponderEliminarBesos
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminaramo la nove @perla17luna
ResponderEliminarMas nove
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarPeter siempre encuentra cualquier excusa,para martirizarla.
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