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miércoles, 30 de mayo de 2012

novela: salir del pariso capitulo 33



me encontré con Damon esta mañana, después de convencer a mis padres que me quede hasta tarde porque estaba en la casa de Agustin  y perdimos la noción del tiempo. Se lo creyeron. Damon vino por alguna clase de evaluación del estado de Illinois. El entrevisto a mi familia, incluso a Eugenia luego nos quedamos en mi cuarto donde me lleno de preguntas.
Le conté a Damon que le había pedido a Mariana ver su pierna, dejando de lado el hecho que trabajamos juntos todos los días entre semana después de la escuela , o de el hecho que ella es la única persona que me hace olvidar que el año pasado siquiera paso. Dios me libre de decirle que dormí con ella la pasada noche, en el sentido literal de la palabra.
Damon sacude su cabeza. —Está prohibido confrontar a tu víctima, Peter.
—No la confronte.
Damon cruzo por mi cuarto y puso una mano en su cabeza como si tuviera dolor de cabeza.
—¿Eres dulce con ella?
—¿Con quién?
—Mariana.
—No, de ninguna manera —mentí.
—Ustedes chicos de pueblo pequeño son una raza aparte. Está bien este es el trato: Mantente alejado de ella.
—Tengo opción.
—No —Damon abrió su folder e hizo clic en su bolígrafo—. Ya casi acabas tus deberes de servicio comunitario. Un mirador para la señora Dorothy Reynols. Has estado en ese trabajo por tres semanas.
—Si todo sale bien espero terminar al final de la próxima semana.
Damon lucia impresionado —Buen trabajo Peter, comenzaste inestable, pero eres un chico decente. Encontrémonos de nuevo la próxima semana, hablaremos sobre lo que va a pasar después de tu puesta en libertad.
Me estoy sintiendo lleno de energía después de la visita de Damon, sabiendo que la amenaza de la cárcel esta casi detrás de mí. Solo tengo que mantener el hecho que estoy con Mariana como un secreto.
Golpeé en la puerta del cuarto de mi hermana. Ella está ahí. Su cuarto es su cueva. El invernadero de mi hermana excepto por la escuela y las comidas.
Ella no responde, golpeo más duro. —Eugenia, abre.
—¿Qué quieres?— ella dice tras la puerta.
Suspiro, esto es más difícil de lo que pensaba. —Solo abre la jodida puerta.
La abre en una rendija. Empujo el resto de la puerta y entro. Está demasiado oscuro así que tiro de la cortina.
—Ciérrala.
—Sí, bueno, tenemos que hablar y no veo una maldita cosa.
—No quiero hablar.
—Que mal —digo con mis brazos cruzados frente a mi pecho.
Eugenia agarra la manija de la puerta, como si estuviera a punto de escaparse.
—¿Están mama y papa en casa? —ella pregunta nerviosamente.
—Salieron.
Ella deja salir una pequeña respiración.
Ni siquiera sé por dónde empezar, solo sé que estoy preparado para decirlo en voz alta, ha estado reprimido en mi desde hace más de un año. El demonio se ha desatado. La vida no se trata de encubrir la mierda y vivir en un mundo de fantasía.
Tomo una profunda respiración y le digo a mi hermana.
—Tú golpeaste a Mariana con el auto y me eché la culpa por ello. Me lo he aguantado, pero se acabo. No lo hubiera hecho si hubiera sabido que actuarías como un jodido cadáver el resto de tu vida.
Sus ojos se ensanchan como si su cerebro registrara la verdad por primera vez.
—Habla Eugenia —ordene—. Di algo… ¡cualquier cosa!
—¡No puedo manejar esto! —ella grita, luego se lanza de bruces sobre la cama.
Tomo una caja de pañuelos de su mesa de noche y se la paso. Estoy de pie mientras ella llora histéricamente.
—Lo siento, Peter, lo siento tanto —ella dice entre sollozos—. Pude haberla matado, Peter.
—Pero no lo hiciste.
—Me quede allí y observe como te esposaban, deje que te llevaran.
Estaba tan acostumbrado a ser el problemático, solía ser el que lo arruinaba. Eugenia había sido la inmaculada gemela. Yo era el rebelde. Incluso borracho, no dude en echarme la culpa del accidente. Eugenia no sería esposada, arrestada y condenada. Ella no podría manejarlo. Yo lo haría.
Los policías no preguntaron cuando confesé allí mismo. Infiernos, mis propios padres no cuestionaron mi culpa.
Pensar, que todo, era porque Eugenia trato de esquivar una jodida ardilla en el camino.
—Se acabo —le dije.
—No, Peter, no lo está. Nunca se acabara. Voy a cargar con esta culpa a mí alrededor el resto de mi vida. Ni siquiera puedo mirar a Mariana. Infiernos, Peter, ni siquiera puedo mirarte. Es tan duro para mí, no puedes imaginarte.
Ella tiene razón, No puedo.
Ella gira hacia mi aspira en una temerosa respiración. —No le dirás a nadie ¿cierto? Prométeme que nunca le dirás a nadie.
Miro a mi gemela, la chica con la que compartí el vientre de mama, al igual que cumpleaños y con la que crecí lado a lado. Ella debe conocerme como yo la conozco, sentir mi dolor como yo siento el de ella. Ella sabe que este secreto me desgarra por dentro. Puedo sentir cuan retorcida se ha vuelto su racionalidad. Pero ella me ignora y se enfoca solo en ella. Ella es, después de todo, una extraña para mí.

5 comentarios:

  1. DIOS TE JURO QUE NO ME IMAGINE QUE LA QUE ATROPELLO A LALI FUERA EUGE QUIERO MAS NOVELA ME ENCANTO SOS UNA GENISSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  2. ME ENCANTO QUE SORPRESA MASSSSSSS
    GIME

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  3. yo pensaba che fue luna nunca pensé euge sube mas please

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  4. Queeeeeeeeee? nunca lo espere definitivamente historia sorprendente!!!

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  5. Me dejaste d piedra,definitivamente,algo pasaba con Euge,pero jamas pensé ,ni imagine tan siquiera k fuera ella la culpable,y encima x culpa d una ardilla.

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