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lunes, 21 de mayo de 2012

novela: un amor inolvidable capitulo 9 segunda parte



—Natalie y yo teníamos una aventura.
Una vez más, Mariana se quedó sin palabras. John Howard era el último hombre que hubiera creído involucrado con su prima.
—Pero... —lo que pensaba, él debió de leerlo en su cara, por­que sonrió y dijo:
—Sí, lo sé... pero hay momentos en nuestras vidas en los cuales hacemos cosas que no podemos explicar o analizar. No pude encon­trar peor mujer para tener una aventura. Natalie era exigente, egoís­ta, inestable, codiciosa. Natalie era una mujer opuesta por completo a mi esposa y tal vez por eso me sentí atraído por ella. Ni siquiera era algo físico... al menos no al principio. Parecía tan alegre... tan sola y vulnerable. La conocí durante la época en que estuve trabajando para su médico. Quería que le recetara tranquilizantes porque no po­día dormir. Estaba muy delgada, demasiado. En ese momento no comprendí que su delgadez era parte de una campaña deliberada para llegar hasta Peter. Pensé que su marido era un hombre mal­vado y egoísta. Ella me llamó una semana después... Me embaucó... Resultaba muy halagador que una mujer tan hermosa deseara mi compañía... Empezamos a vernos con frecuencia. Durante un tiem­po nos limitamos a pasar un rato agradable juntos: nos íbamos a comer o hacíamos pequeñas excursiones. Pero después, empezamos a ir a tu casa. Nunca olvidaré la primera vez que hicimos el amor allí. Natalie parecía estar bajo una intensa... animación. Reía siempre...
Hizo una pausa y añadió:
—Yo sabía que algo iba mal, pero cerré los ojos, porque en­tonces ya estaba demasiado involucrado en el asunto. No quise ver lo que debió ser obvio para mí... que Natalie estaba muy en­ferma. Seguimos viéndonos y un día me dijo que quería que me divorciara. Le dije que eso era imposible. Ella siempre supo que aunque me hubiera enamorado de ella, no podía dejar a Helen Entonces, se transformó en una persona totalmente desconocida para mí. Gritó y me insultó con nombres viles y me dijo que le contaría lo nuestro a Helen. Así continuó hasta quedar exhaus­ta... Entonces comprendí que padecía un grave trastorno psíquico, pero no podía romper nuestra relación... no me atreví. Traté de persuadirla para que fuera a ver a un especialista, pero ella estaba tan histérica que creo que actué como un cobarde al recordarle que tenía un marido... una hija... Natalie me dijo que su marido amaba a otra y que ella odiaba a Sophie, que siempre la había odiado. Que era por Sophie por quien estaba atrapada en su matrimonio con Peter. Después me dijo que Sophie no era ni siquiera hija de Peter; para entonces, yo estaba desesperado por evitar que mi esposa se enterara de nuestra aventura y aterrado por Natalie, pues cada vez estaba más enferma. Me sentí atrapado. En otras cir­cunstancias me habría dirigido a Peter para comunicarle mis te­mores, pero debido a mi relación con Natalie, eso era imposible...
Las palabras parecían salirle atropelladamente, conforme iba recordando.
—Una noche me llamó a casa y me pidió que nos encontrá­ramos en la tuya al día siguiente. Esa noche me fui a la cama con la determinación de arreglar las cosas de una vez por todas. Pero al día siguiente, encontré a Natalie muy excitada. Me dijo que Peter estaba furioso con ella, porque quería decirle a Sop­hie que no era su padre... Quería que huyera con ella, que deja­ra a mi esposa. Le expliqué que eso era imposible. Mientras dis­cutíamos, Sophie entró en la casa. Yo no lo sabía, pero Natalie la había estado llevando allí. Sentía algo en aquella casa, que yo no podía entender... la odiaba pero, aun así, quería estar allí. Antes de que yo pudiera detenerla, Natalie se volvió hacia la niña y comenzó a gritarle y a golpearla en la cara. Sophie lloró y dijo que quería ir con su papá —John hizo una pausa, se estremeció de dolor, al recordar lo sucedido—. Entonces Natalie le dijo que él no era su padre... Nunca lo olvidaré. Sophie sólo la miró y dijo despacio: «Te odio y deseo que te vayas y no vuelvas más». El médico hizo una pausa y luego continuó: —Salió corriendo de la casa antes de que yo pudiera detenerla y cuando quise seguirla, Natalie me detuvo, gritando que iría a ver a mi esposa, si la dejaba sola. No sabía qué hacer. Mis principios y mi conciencia me decían que fuera detrás de Sophie, pero mi cul­pa y el temor de que Natalie destrozara mi matrimonio, me detu­vo. Y eso es algo que nunca dejaré de reprocharme, que nunca de­jará tranquila mi conciencia... algo con lo que viviré durante el resto de mi vida... Esa noche, después de calmar a Natalie, la llevé a su casa y ya no volví a verla con vida. Peter estaba en Londres. Él me llamó al día siguiente y creo que lo supe desde el momento en que escuché su voz. Me pidió que fuera a verlo y, cuando lle­gué, me dijo que Natalie se había suicidado con una sobredosis de tranquilizantes. Natalie había dejado una carta, culpándome. De­cía que esperaba un hijo mío, que la había seducido y abandona­do... No supe qué decir a Peter, pero él me facilitó las cosas. Me aseguró que sabía cómo era Natalie y destruyó la carta. Entonces me dijo que la verdad de lo que había sucedido quedaría entre los dos. Natalie había estado desequilibrada desde hacía algún tiem­po, su propio médico podía atestiguarlo. Cuando lo descubrió, se lo notificó a su médico. Como sabes, tenían habitaciones separa­das. Fue Sophie quien la encontró muerta. Peter halló a la niña de pie junto a la cama, mirando a su madre. Desde entonces no ha hablado una palabra —John se quedó mirando cómo le tem­blaban las manos—. Es obvio que Sophie se culpa de la muerte de su madre. Le dijo que nunca quería volver a verla... y, ¿qué sucede? Su madre desaparece. Por supuesto, hemos tratado de ex­plicárselo... pero es una niña... y además, muy en el fondo, sigue sintiendo odio hacia Natalie, quien nunca le mostró ningún afec­to... Algunas veces me pregunto cómo puedo vivir con la culpa que siento. Miro a mi esposa... Pienso en mi vida y desearía tener el valor para decírselo. Ella es lo bastante fuerte para aceptarlo, pero
temo que, si se lo digo, se divorciará de mí, y si Natalie me enseñó algo, eso fue lo mucho que Helen significa para mí.
Todo era muy diferente a como Mariana se había imaginado. Más que ser la causa de la muerte de su prima, Peter había sido una víctima de su traición y de su estado emocional. El saber esto no alteraba su vulnerabilidad ante Peter y sabía que debería ale­jarse de él, antes de revelarle más de lo que deseaba que supiera.
Mariana no sabía todavía la verdadera razón por la que Peter se había casado con Natalie... La única persona que podría saberlo sería Sarah, cuando se casara con él. ¡Pobre Sophie! ¿Qué sería de ella?
Mariana sabía que Sarah no quería a la hija de Natalie. ¿Acaso Peter consentiría que ella fuera la única tutora de la niña?,Aho­ra tenía dinero suficiente para dejar la carrera de modelo y po­dría dar a Sophie una casa agradable, amor, cuidados y quizá con el tiempo, podría presentarle a su verdadero padre...

4 comentarios:

  1. NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE

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  2. MAS NOVE!!!! ahora el misterio por que peter se caso con natalia y dejo al amor de lali...

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  3. WAAAAAW AL FIN ENTENDII ALGO, ME SORPREDNDO DE MI MISMA U.U
    AHORAA SOLO FALTAA Q LALI SEPA Q PETER NO QUIERE A ESA SARAH¬ Y TERMINEN JUNTOS COMIENDO PERDICES
    siii??
    MAAAAAS!!
    Beso,Anto

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  4. Natali nunca quiso a Sophi,y encima la maltrataba,la tenian k haber internado antes en un psiquiatrico.

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